Jorge Luna, vecino del barrio Noroeste, destacó el esfuerzo colectivo que durante años ha llevado a la comunidad a transformar el predio del Parque Noroeste en un espacio verde para toda la ciudad. “Todo es esfuerzo vecinal para mejorar el predio y transformarlo en un parque que sea disfrutado no solo por el barrio, sino por toda la ciudad”, expresó Luna, satisfecho con las mejoras impulsadas por el municipio. Según el vecino, la intervención estatal ha sido “saludable” para el progreso de la zona, que desde 2004 ha estado en la mira de los foros de seguridad y organizaciones locales.

A pesar del vandalismo y las demoras generadas por la falta de decisiones sobre las tierras, que son propiedad del Estado nacional y están bajo custodia municipal, la comunidad ha seguido trabajando para mejorar el espacio. Luna recordó hitos importantes, como la demolición del paredón de la calle Malvinas y la apertura de la calle Blandengues, que han sido claves en la recuperación del área.

Sin embargo, el foco de atención actual es el último galpón ferroviario que queda en pie, símbolo histórico del barrio. Luna explicó que este galpón de montaje, utilizado inicialmente para la reparación de locomotoras y vagones, es el único vestigio de los antiguos talleres ferroviarios. “Nos encontramos con la sorpresa de que había una nota que decía que debía ser demolido. No estamos de acuerdo, porque se podría salvar”, manifestó Luna, quien sugirió la realización de estudios más profundos sobre su estado real.

La comunidad está decidida a defender el galpón, ya que representa la identidad del barrio. “Hablar de este galpón es hablar de identidad, patrimonio arquitectónico, historia y memoria colectiva”, afirmó Luna. Los vecinos argumentan que el taller forma parte de la historia de cientos de trabajadores ferroviarios que ayudaron a forjar el futuro del barrio más antiguo de la ciudad, que pronto cumplirá años el 5 de octubre. Por ello, reiteran su compromiso en recuperar y poner en valor esta pieza clave de su historia local.