Tres casos de abigeato ocurridos en establecimientos agropecuarios de Coronel Pringles el mes pasado, con solo cuatro días de diferencia entre cada uno, reflejan la sensación de desprotección que sienten los productores locales. Delincuentes ingresan a los campos, sacrifican animales y se llevan la carne en camionetas, bicicletas o incluso a pie. Ante esta situación, crece el malestar y la preocupación, ya que los productores perciben una impunidad para quienes cometen estos delitos frente a un accionar judicial que, sostienen, no contribuye a mejorar la situación.
“Hay mucho enojo por la falta de acción de la Justicia y hay una impotencia porque es un costo económico muy alto el que paga el productor”, dijo Santiago Bertolotto, dedicado a la comercialización de hacienda. Desde 2017 tiene un campo de 30 hectáreas donde cría caballos criollos de raza pura y vacas, que luego vende en las inmediaciones de la ciudad. Este año, ya sufrió tres hechos delictivos; el último del que los productores tienen registro fue el jueves pasado.
Bertolotto explicó que, aunque la problemática afecta a todo el partido, la zona entre Coronel Pringles y Coronel Suárez es particularmente vulnerable debido a la proximidad con la zona urbana, lo que facilita el acceso a los establecimientos para los delincuentes. “Ahí mataron en menos de diez días seis animales de tres productores: eran cuatro vacas, una vaquillona y un ternero”, detalló.
La modalidad es que, cuando son animales pequeños, los faenan y se llevan todo el vacuno; cuando son grandes, en general, dejan un 30 a 40% en el lugar. Se los llevan en moto, bicicleta o a pie. Estiman que una parte la usan para consumo propio y otra la comercializan, ya que en general la cantidad de carne robada supera los 160 kilos por cada hecho.
El último caso que involucró a Bertolotto fue hace aproximadamente 20 días. A uno de sus vecinos le rompieron los alambrados, sacaron 20 vacas y las trasladaron a un potrero en su establecimiento; allí mataron a dos de los animales, los faenaron y se los llevaron. En abril, Bertolotto también sufrió el robo de un potrillo criollo de pedigree y un mes antes, tres terneros. “El problema es que no se controla, ni preventivamente ni posteriormente. Las causas no se esclarecen. Si bien dicen que están investigando, el proceso es muy lento”, denunció.
Esta problemática no es nueva. En febrero del año pasado, el productor descubrió que dos de sus terneros habían sido faenados por delincuentes. En señal de protesta, llevó las cabezas de los animales a la plaza frente a la Municipalidad y las colgó allí. Diez días después, el productor regresó a la sede comunal, esta vez acompañado por otros ruralistas y ciudadanos, para manifestarse y exigir una reunión con el intendente, denunciando un aumento en los casos de inseguridad.
“No hay nadie que quede exento de ser víctima de este tipo de hecho”, dice Guillermo Erro, quien también padeció estos delitos. Hace 20 días le carnearon dos animales. “Nos faenaron un viernes, entonces con mi hermano decidimos sacar los animales porque imaginamos que iban a volver. Los sacamos al siguiente jueves, y el viernes estaban las marcas de que habían vuelto, pero como los sacamos, no pudieron carnear”, relató.
Hace tres meses, durante tres viernes seguidos, le carnearon dos animales cada vez. “No pasaron ni tres meses que ya volvimos a ser víctimas de otro hecho. No hay un parámetro para saber cuándo te va a tocar”, dijo, y agregó: “Por eso estamos sacando los animales y trasladándolos a otro campo. El tema es que no todos pueden hacer eso.”
Para Erro, el mayor problema radica en la inacción judicial y en la falta de legislación para estos delitos. “La policía hace hasta lo que puede. El problema es el poder judicial; la tarea investigativa se presenta, los allanamientos se realizan, pero no se toman medidas judiciales con los sospechosos”, sostiene.
“Me tienen acobardado. En menos de dos años llevo más de diez carneadas”, cuenta un productor que prefirió mantener el anonimato. En dos años, le han matado más de diez animales, entre terneros y vacas. “Con la amargura, dan ganas de vender todo, pero sigo porque no puedo desprenderme de todo de un día para el otro. Sin embargo, estoy cansado”, confiesa.
Harto de ser víctima de este tipo de hechos, junto con sus vecinos, el productor Gustavo Vázquez contó que comenzó a salir con su hijo a hacer recorridas nocturnas con linternas para controlar. Hace 20 días, le faenaron dos vacas Holando de su tambo. “Creí que la situación había mejorado porque llevaba un año y medio desde la última vez que me habian matado animales, pero me equivoqué: en un mes y medio llevábamos doce animales en la zona”, dice
El año pasado, al productor le faenaron cuatro terneros de 190 kg y dos vacas Holando de 600 kg cada una, a días de parir. “Empezamos a salir a alumbrar la noche, a recorrer, porque nos arruinan y nosotros no queremos dejar de trabajar, pero tenés que decir basta, porque si no, trabajás a pérdida. Empezamos a salir”, dice el productor. Explica que no solo es un problema de la justicia, sino también de la falta de acción policial. “Aquí hay falta de acción de todos, mientras nosotros seguimos perdiendo”, dijo y agregó: “Muchos no quieren denunciar porque, además, te lleva al menos dos horas hacer la denuncia; ¿para qué?, si no hay resultados. Se carnea casi dos veces por semana en Pringles y no podemos encontrar a nadie”.
Fuente: La Nación
Esta entrada ha sido publicada el 2 de julio, 2024 15:38
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