“En esta temporada no habrá más pescados porque el periodo reproductivo tuvo lugar antes de la cuarentena. Si nadie pescó y cuidaron la laguna la cantidad no será más pero quizás sean más grandes”, aseguró el investigador del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” de La Plata (ILPLA, CONICET-UNLP).
Y pronosticó: “La temporada que viene quizás haya un poco más de pejerreyes porque este año no hubo pesca. Sin dudas en esta temporada habrá un menor impacto y probablemente el año que viene haya mayor cantidad de peces porque estarán los que no se mataron este año. Lo bueno es que además probablemente haya peces más grandes porque tendrán más tiempo para crecer”.
A poco más de un mes del inicio de la veda fijada siempre para el 1 de septiembre, en muchas localidades directamente no hubo temporada de pesca. En los distritos que permanecen en Fase 5 de la cuarentena la actividad se habilitó sólo para los pescadores locales, con cupos estrictos y con restricciones para las personas que integran los grupos de riesgo.
“La pesca con caña también tiene un impacto. Cuando se mata un pescado no importa como lo pescaron. Yo soy pescador y me gusta comer pejerrey. Cuando uno va a una laguna quizás hay 80 botes o más. A cuatro personas cada uno, si todos sacan la cuota de 25 pescados es innegable el impacto”, aseguró Colautti.
Y destacó: “Pero el recurso también está para disfrutarlo con criterio porque el pejerrey tiene potencial para recuperarse. Tiene buena tasa de reproducción y si las lagunas están en buenas condiciones se recupera la población rápidamente. En un año y medio o dos ya tenés un pescado para pescar con caña. El pejerrey en 3 años puede pesar casi medio kilo y medir 35 centímetros, aunque depende mucho de las condiciones de la laguna”.
La veda se fija entre septiembre y octubre porque es la época en que se produce la reproducción de la mayoría de las especies en las lagunas.
“Los primeros desoves se producen a mediados de agosto, en septiembre se afirman y el 1 de octubre es el pico de desove. El pejerrey desova cada 15 días, en tandas. En noviembre ese proceso empieza a culminar. La importancia de la veda es no molestar a la especie en ese momento y no perturbar el ambiente porque se forman cardúmenes de desove. Es importante darle un descanso a la laguna porque la reproducción de las otras especies también ocurre en esa época”, destacó el investigador del CONICET.
Darío Colautti encabeza un proyecto que impulsa la cría de pejerrey en jaulas flotantes en lagunas bonaerenses. Se trata de un método que se usa con otras especies y que los científicos del ILPLA adaptaron. Es un sistema de cultivo “ecológicamente sustentable” porque utiliza el alimento presente en los espejos de agua.
“Nosotros estamos trabajando en dos lagunas de Chascomús que son la Salada de Monasterio, la Vitel y la San Lorenzo de Pila. Además le transferimos el conocimiento a la Laguna de Gómez de Junín”, detalló el investigador.
Y continuó: “También, se contactó conmigo el Club de Pescadores de la laguna Blanca Grande que con unas pocas instrucciones se largaron solos, hicieron dos jaulas y liberaron una gran cantidad de pejerreyes. Eso demuestra que el método es eficiente y es fácil de aplicar”.
Sobre la eficacia de las técnicas de repoblamiento, el científico explicó que “depende mucho de las condiciones de la laguna”, y graficó: “Es como un campo, hay algunos más buenos que otros. En una laguna que formó después de una inundación y no hay peces si uno siembra pejerrey se asegura que a los dos años van a tener unos matungos extraordinarios. En poco tiempo se desarrolla una población bárbara”.
“En una laguna que ya tiene una comunidad peces el destino de lo que se siembra es incierto. Además ya hay un equilibrio por el que los pejerreyes que hay ponen mucho más crías que las que uno puede sumar. Las circunstancias son muy diferentes y la eficiencia de la siembra varía mucho de acuerdo al contexto, no es algo matemático”, concluyó.
Fuente: Monte Noticias