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Peor el remedio: la traumática internación de un recuperado de Coronavirus

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“Yo me sentí más afectado por lo que viví en el hospital (Durán, de Buenos Aires) que por el Coronavirus. Nosotros el coronavirus lo atravesamos sin ningún tipo de problemas. El único síntoma que tuvimos fue la pérdida del olfato y del gusto. Eso pasó al tercer día de estar aislado. No tuvimos fiebre, no tuvimos tos, no tuvimos dolor de cuerpo. No tenía contacto con la gente del hospital. Me golpeaban el vidrio y me dejaban la comida en la puerta de la habitación. Yo tenía que sacar la mano, la mano sola, únicamente y agarrar la comida. No podía ni asomarme. Los 7 días del hospital fueron terribles. Te tomaban la fiebre dos veces por día, les preguntabas algo y no te contestaban, salían caminando”,  contó a Canal Siete Diego Martínez, uno de los argentinos que pudo superar la enfermedad. Diego es Montehermoseño y hace 50 días salió de vacaciones y todavía no pudo regresar a su casa. La odisea comenzó en Estados Unidos. El 3 de marzo partió hacia Nueva York y ese fue el inicio de una serie de problemas que lo llevaron a atravesar situaciones increíbles. Con la pandemia del Covid-19 declarada en el mundo comenzó su peregrinar, junto a su tío, entre el aeropuerto y el consulado argentino para poder regresar al país: “se nos había terminado el hotel y la asistencia al viajero. Los últimos días en Nueva York fueron muy duros, no te dejaban estar en ningún lugar. Te echaban de todas partes”, relató.

Después de mucho insistir, consiguió un vuelo a Montevideo, con escala en San Pablo. De la capital de Uruguay tomó un taxi a Colonia. La intención era cruzar a la Argentina en Ferry. Nunca estuvo tan cerca y tan lejos de su casa. El ansiado viaje de regreso se convirtió, casi, en una tortura: Diego fue uno de los 404 pasajeros del Buquebus que quedó retenido en el puerto de Buenos Aires. “Había una persona infectada con Coronavirus arriba del Buquebus y desde ese momento quedamos en aislamiento total. Estuvimos 12 horas en el Buquebus hasta que empezaron a trasladar en un colectivo a las 400 personas.”

En ese ferry estaba el joven de unos 22 años que volvió de Europa y había quedado internado en el Hospital de Clínicas de Montevideo. Sin embargo, se habría escapado y se subió a la embarcación. “El venía con cuatro amigos más que tenían barbijos muy especiales, que no era barbijos comunes. Con lo cual eso nos da muchas sospechas de que sabían  que el tipo estaba contaminado. Yo venía sentado 5 filas más atrás de dónde venía el pibe con sus amigos. Por eso me hicieron el hisopado y descubrieron que tenía Coronavirus”, contó Diego en Siete Mundo.

Allí comenzaron los verdaderos problemas para este montehermoseño. Fue trasladado a un hotel y luego internado en el Hospital Durán. “El traslado fue terrible. Yo salí caminado con un barbijo y cuando llego al hall del hotel estaba todo desierto, todos me espiaban por la ventana. Una situación muy fea, porque yo no sentía nada. Siempre rodeado de tres o cuatro médicos con todo el equipo blanco de seguridad que usan, que los ves en las películas. Cuando llego a la calle había una ambulancia del Same. Estaba cortada la calle en cada una de las esquinas. Había tres médicos más para subirme a la ambulancia. Con un móvil adelante, fuimos hasta el Hospital” recordó.

Todavía impactado por la situación, Diego contó como fue el arribo al centro asistencial. “Me hicieron pasar a una habitación que era como una pecera. Lo único que tenía era un vidrio en la puerta y me dijeron “acá te vas a quedar siete días.  En los primeros días no había insumos de ningún tipo. Ni papel higiénico. Había una sola canilla que tenía agua caliente. Tenía que sacarla y esperar que se enfríe para tomarla, se quejó.

Además agregó que para él “psicológicamente fue muy duro. La cuestión mejoró a las 72 horas cuando una prima me llevó papel higiénico, desodorante, una toalla y una manta. Porque las dos primeras noches prendían el aire acondicionado y hacía un frío que no se podía estar.”

Ya con el alta médico, todo esto se convirtió en un mal recuerdo. Ahora Diego tiene todas sus energías puestas en poder regresar a su ciudad. Allí lo espera su familia.

Esta entrada ha sido publicada el 17 de abril, 2020 19:17

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