Rosana Rotchen,más conocida por sus vecinos como “La Gringa”,fue asesinada por su pareja de un balazo en la cabeza luego de que ella decidiera terminar la relación. Desde entonces su vida se convirtió en un infierno. Diez días antes del femicidio, el acusado había amenazado al hijo de la víctima: “Arreglame las cosas o esto va a terminar mal”, le dijo.
La mujer tuvo una relación con Adrián Norberto Pérez Tica que duró siete años. La pareja se había mudado tiempo atrás a Los Reates, una comuna ubicada en el oeste de Córdoba para empezar una nueva vida.
Con los meses, el vínculo entre ellos cambió y ella le planteó que quería separarse, pero él no lo aceptó. “Arreglame las cosas o esto va a terminar mal”, amenazó Pérez Tica a David Martínez, el hijo mayor de Rosana, de acuerdo a lo informado por Clarín. Pasó una semana de esa frase y la mató.
El femicidio de Rosana
“En la vida hay que ser justo, pagá lo que debés”, fue lo que escribió el femicida con una tiza en la pared, como un claro indicio de su falta de remordimiento, luego de asesinar a su ex de un disparo en la cabeza.
En diálogo con El Doce, la hija de Rosana, Denise Noeliaher, contó que el asesino nunca aceptó que su madre había decidido terminar la relación. Según el testimonio de la joven, el día del crimen su mamá le había mandado mensajes extraños a sus proveedores. Su actitud puso en alerta a su hermano, que enseguida intentó comunicarse con ella, pero sin éxito.
Fue entonces cuando contactaron a Pérez Tica, quien respondió cruelmente: “¿Ahora te acordás de tu mamá? Ya es tarde”.
El acusado se había sentado a tomar whisky y le mandaba mensajes a los hijos de la víctima mientras esperaba la llegada de la policía. “Vos sos un hijo de mil p…, te dije que me arregles las cosas, tu vieja ya no está más. Le volé la tapa de los sesos y ustedes son unos hijos de p…”, le gritó al joven a través de un audio.
Antecedentes de violencia
Rotchen decidió separarse a fines de 2024. A pesar de ello, ambos continuaron viviendo juntos y su familia desconocía la ruptura.
El femicida tenía antecedentes de violencia de género con su anterior pareja, lo que le valió una restricción perimetral. Sin embargo, Rotchen nunca denunció agresiones físicas.
Denise lamentó no haber visto venir el femicidio. Aunque su madre era una mujer fuerte, sostuvo en la entrevista, no sabía que sufría violencia psicológica.
La hija de la víctima describió al acusado como un hombre celoso y controlador, que había llegado a impedirle a Rotchen contratar un albañil por celos infundados.
