María, una jubilada bahiense, relató con angustia cómo fue víctima de una sofisticada estafa telefónica en la que delincuentes utilizaron inteligencia artificial para imitar la voz de su hijo y convencerla de entregar 4100 dólares, todos sus ahorros. “Me llamaron de un número privado, y por inercia atendí. Era la voz de mi hijo, consternado, mal. Pero no era mi hijo, era una copia de su voz”, contó la mujer, todavía conmocionada.
El engaño comenzó cuando los estafadores, simulando ser su hijo, le relataron que había sido víctima de un robo violento. “Me dijo que lo habían golpeado, que le habían disparado y que necesitaba plata para salir de esa situación. Me pedían más y más, pero yo no tenía más para darle”, relató María. Los delincuentes le explicaron que un “abogado de confianza” lo ayudaría, pero que necesitaba dinero en efectivo para resolver el problema.
“Me dijeron que un asistente del abogado pasaría a buscar los dólares. Me dieron un nombre y hasta una dirección. Yo, desesperada, preparé el dinero en un sobre”, detalló la jubilada. Minutos después, una persona “muy bien vestida y educada” se presentó en su domicilio para retirar el dinero. “Era alguien que parecía trabajar en un juzgado. No tuve motivos para desconfiar porque creía que era mi hijo el que estaba en peligro”, explicó.
Recién horas después, al contactar a su hijo y confirmar que estaba bien, María se dio cuenta de que había sido víctima de una estafa. “Fui a la comisaría a denunciar, di todas las descripciones, pero no creo que recupere el dinero. Solo espero que esto no le pase a otra persona”, expresó con tristeza.
Este caso se suma a una serie de estafas similares que han surgido en los últimos meses, donde delincuentes utilizan tecnología de inteligencia artificial para clonar voces y engañar a sus víctimas. Las autoridades recomiendan no entregar dinero ni datos personales sin antes verificar la identidad de quien llama, especialmente en situaciones de emergencia.
María, mientras tanto, intenta reponerse del golpe emocional y económico. “Eran todos mis ahorros. No sé cómo voy a hacer ahora, pero quiero que mi historia sirva para alertar a otros”, concluyó.
