Un empresario pagó durante 4 años a una madre drogadicta para violar a su hija

Un empresario de 50 años que estaba detenido desde diciembre de 2018 fue condenado en las últimas horas a 18 años de prisión a través de un fallo unánime del Tribunal Oral de Menores N° 3 porteño. La víctima, que fue abusada por él desde los 7 hasta los 11 años, era entregada por su propia madre a cambio de dinero.

Después de mantenerse varios meses prófugo, Kurt Gwerder fue detenido a fines del año pasado en San Andés de Giles y llegó a juicio imputado por “abuso sexual gravemente ultrajante con acceso carnal, explotación infantil y corrupción de menores”.

Los hechos ocurrieron entre febrero de 2015 y enero de 2016 en las oficinas que Gwerder tenía en el barrio de San Telmo y en una quinta en zona norte. El empresario conoció entonces a una joven que se encontraba en situación de vulnerabilidad y era adicta a las drogas y le ofreció comida y dinero a cambio de violar a su hija. La nena tenía solo siete años cuando llegaron a ese acuerdo.

En el mismo juicio fue condenada también a tres años de prisión en suspenso, tareas comunitarias y tratamiento psicológico una joven que tenía 17 años cuando ocurrieron los hechos y que fue encontrada culpable como partícipe secundaria del abuso sexual.

A tal conclusión llegó la Justicia después de escuchar la declaración de vecinos de los barrios de San Telmo y Almagro. Todos ellos señalaron que la adolescente, amiga de la madre de la víctima, fue el medio por el que Gwerder llegó a ella. Años atrás, se supo, ella misma había sido abusada por el ahora condenado.

El pedido de auxilio

El 2 de enero de 2016 fue el día en que, casi por casualidad, la víctima pudo ser rescatada. Caminaba sola por la plazoleta de Independencia y Bernardo de Irigoyen cuando se cruzó con una mujer y le pidió ayuda casi a gritos, presa de la desesperación. No quería volver a su casa.

Así fue como la ingresaron al Hospital Argerich, donde los médicos constataron las heridas compatibles con un abuso sexual. Además determinaron que tenía “un alto grado de compromiso en su desarrollo psicoemocional asociado a situaciones de vulnerabilidad psicosocial, escasa contención y exposición a situaciones de riesgo” y que presentó “signos y síntomas compatibles con un estrés post-traumático”.

Con la investigación en curso, la nena pudo recordar la dirección de uno de los lugares en donde había sido abusada y también la cochera donde el empresario guardaba su auto. Los datos fueron claves para identificarlo y lograr después su detención.

Los abusos

La madre de la víctima la llevaba hasta la esquina de Independencia y Tacuarí, por donde el empresario o la joven que también fue condenada la pasaban a buscar y la llevaban, casi siempre, a unas oficinas en San Telmo donde se cometían los abusos.

“El empresario aprovechaba la situación de marginalidad y de adicción a las drogas de una mujer para, a cambio de comida, dinero y juguetes, abusar de su hija”, remarcaron fuentes judiciales.

La investigación estableció que Gwerder obligaba a la nena a desnudarse, la tocaba en sus partes íntimas y le exigía que lo tocara a él. Además, le sacaba fotos desnuda o con poca ropa y la obligaba a mirar videos pornográficos. Mientras la violaba la amenzaba con contarle a sus padres que se portaba mal si ella no accedía a lo que él le pedía.

La sospecha

Según informó una fuente cercana a la investigación a Infobae, algunas de las compañeras del colegio de la hija de 10 años de Gwerder , en la localidad de Escobar, también lo denunciaron por abuso. “Esa investigación recién está comenzando, se están tomando las entrevistas de rigor y los informes psicológicos. Por ahora es lo que se sabe”, dijo.

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