La investigación por el crimen de Gladys Beatriz Moledo, la abuela entrerriana que fue asesinada delante de su nieto el martes pasado en Tierra del Fuego, dejó al descubierto no solamente el grado de ensañamiento hacia la víctima sino también una trama de conflictos familiares que terminó en tragedia.
El cuerpo de la mujer de 54 años fue encontrado por su esposo cuando volvió a su casa de trabajar. En otra de las habitaciones estaba su nieto de dos años, shockeado y sin voz de tanto llorar. No se pudo precisar aún cuánto tiempo estuvo solo en ese estado, pero se presume que el chico fue el único testigo del crimen.
Según publicó Diario Prensa, la víctima intentaba recuperar por la vía legal una beba de ocho meses que su hija habría dado en una adopción irregular a un matrimonio, que también fue detenido por el homicidio al igual que la joven de 18 años.
Esa pareja, trascendió, habría inscripto como hija biológica a la beba en una maniobra de privación de identidad, con la complicidad de terceros, y todas estas personas mantenían desde entonces un enfrentamiento con Gladys, cuyo único obejtivo era poder criar a sus dos nietos juntos.
La mujer asesinada venía padeciendo desde hace varios años los desbordes de su hija adoptiva por su adicción a las drogas. Desde el inicio de la investigación, la joven se convirtió en la principal sospechosa del crimen y fue también la primera detenida en la causa.
“Pido que se haga justicia por mi hermana. Que caiga todo el peso de la ley. La única culpa de mi hermana fue criar a un monstruo de persona. Cuánta tristeza por Dios. No se lo deseo a nadie”, manifestó la hermana de la víctima, Ana Moledo.
La autopsia determinó que Gladys fue apuñalada nueve veces, la mayoría en la zona del cuello. Su cuerpo presentaba además marcas de golpes, por lo que no descartan que antes de matarla la hubieran sometido a una paliza brutal.
Fuente: tn.com.ar
