Ricardo Barreda, el cuádruple femicida que asesinó a su esposa, sus dos hijas y su suegra en 1992, está atravesando un delicado cuadro de salud. El encargo de un hotel en San Martín, donde vivía el odontólogo, lo encontró tirado en el piso desnudo, delirando y a los gritos. De manera inmediata, lo trasladó al Hospital Eva Perón, ubicado en ese partido bonaerense, y los médicos lograron estabilizarlo. Después de estar unos días en terapia intensiva, pasó a una habitación común. Allí, un periodista logró realizarle una breve entrevista que constató su evidente desmejoría.
“Me resulta difícil recordar a mis hijas después de todo”, admitió Barreda al redactor de la revista Gente. En ese sentido, el medio confirmó que los profesionales que lo están atendiendo creen que podría estar sufriendo una predemencia o principio de Alzheimer.
La situación de Barreda es compleja. El dueño del hotel España, donde estaba residiendo desde que lo liberaron, trasladó sus pertenencias a la sede del PAMI de la zona. El propietario aclaró que no quiere que el femicida vuelva a su complejo, ya que en su habitación siempre había olores nauseabundos.
Mientras tanto, en el hospital están intentando ordenar su documentación para trasladarlo a un geriátrico u hogar de ancianos. Sin embargo, el trámite estaría demorado ya que no encuentran su DNI.
Hasta esta internación, Barreda se había mostrado en buen estado de salud. Hace dos meses, le contó a un periodista que vivía muy tranquilo en San Martín, donde “todo el mundo” lo conoce y lo trata “bien”. “Es más, me esperan, me llevan a un lado, a otro, me invitan”, indicó en esa oportunidad.
A su vez, en ese breve diálogo que quedó registrado en un video viral, el odontólogo confesó que estaba “arrepentido” por la masacre familiar que desató cuando vivía en La Plata. Con respecto a ese capítulo sangriento, aclaró que le dolía mucho lo ocurrido y planteó que no quería “volver atrás”.
El 15 de noviembre de 1992, en su casa de calle 48 entre 11 y 12 de La Plata, Barreda mató a escopetazos a su esposa Gladys Margarita Mc Donald, de 57 años; su suegra, Elena Arreche, de 86; y sus hijas Celina y Adriana, de 26 y 24.
En una primera instancia, el odontólogo negó la acusación del cuádruple crimen e intentó hacer pasar el hecho como un robo. Aunque finalmente confesó. En 1995, fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple. Según contó él mismo en el juicio, los asesinatos fueron una reacción a a los maltratos y humillaciones que recibía de todas ellas.
“Lo siento por mi hija más chica, que fue a la que menos le di y de quien más recibí”, declaró en aquel debate oral que terminó con él en la cárcel, donde con los años se dedicó a estudiar abogacía.
Recién en mayo de 2008, Barreda abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata al ser beneficiado con un arresto domiciliario y se fue vivir con su nueva pareja, Berta “Pochi” André, que murió en julio de 2015 como consecuencia del deterioro de su salud a raíz de graves problemas neurológicos. En diciembre de ese mismo año, y luego de varias idas y vueltas judiciales, Barreda recibió la libertad condicional, mientras que en mayo de 2016 se declaró “extinguida la pena impuesta” y se hicieron “cesar las accesorias legales impuestas”. A partir de esta resolución, Barreda quedó en plena libertad y ya no tuvo que ser controlado por la Justicia.
Fuente: tn.com.ar
Esta entrada ha sido publicada el 21 de agosto, 2019 17:09
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