El cuádruple femicida Ricardo Barreda dijo estar “muy arrepentido” por los asesinatos que cometió el 15 de noviembre de 1992, cuando mató a su su esposa, Gladys McDonald; a sus dos hijas, Cecilia y Adriana; y a su suegra, Elena Arreche.
El odontólogo además aseveró que, en caso de poder retroceder el tiempo atrás, no cometería los crímenes y apuntó que le “duele mucho” lo ocurrido. Luego reconoció estar bien de salud pese a su edad (82 años) y planteó no querer “volver atrás” porque cuando se “revuelve mier… sale mal olor”.
Barreda formuló estas declaraciones al periodista platense Marcelo Costanzo, quien tras entrevistar al femicida en las calles de la localidad bonaerense de San Martín subió el video a sus redes sociales.
El femicida detalló que vive en esa zona del oeste del conurbano, donde todo el mundo lo conoce y lo “trata bien”, y añadió: “Es más, me esperan, me llevan a un lado, a otro, me invitan”, y negó que los vecinos lo critiquen por el cuádruple asesinato.
Por último, Barreda pidió a los medios que lo “dejen de hinchar” y dijo que la gente que lo frecuenta “es lo suficientemente cauta para no hacer preguntas irritantes”.
El caso Barreda
El 15 de noviembre de 1992, en su casona de calle 48 entre 11 y 12 de La Plata, Barreda mató a escopetazos a su esposa Gladys Margarita Mc Donald (de 57 años en aquel momento); su suegra, Elena Arreche (86); y sus hijas Celina (26) y Adriana (24).
El odontólogo primero negó la acusación del cuádruple crimen e intentó hacer pasar el hecho como un robo a su casa, pero finalmente confesó. En 1995 fue condenado a reclusión perpetua por triple homicidio calificado y un homicidio simple. Según contó él mismo en el juicio, los asesinatos fueron una reacción suya a los maltratos y humillaciones que recibía de todas ellas.
“Lo siento por mi hija más chica, que fue a la que menos le di y de quien más recibí”, declaró en aquel debate oral que terminó con él en la cárcel, donde con los años se dedicó a estudiar abogacía.
Recién en mayo de 2008, Barreda abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata al ser beneficiado con un arresto domiciliario y se fue vivir con su nueva pareja, Berta “Pochi” André, quien murió en julio de 2015 como consecuencia del deterioro de su salud a raíz de graves problemas neurológicos.
En diciembre de ese mismo año, y luego de varias idas y vueltas judiciales, Barreda recibió la libertad condicional, mientras que en mayo de 2016 se declaró “extinguida la pena impuesta” y se hicieron “cesar las accesorias legales impuestas”. A partir de esta resolución, Barreda quedó en plena libertad y ya no tuvo que ser controlado por la Justicia.