Nuestra generación vivió en plena juventud el criminal golpe cívico – militar – eclesiástico del 24 de Marzo de 1976..Previamente atravesamos otros golpes como el de 1955, 1962 y 1966, todos contra gobiernos surgidos del voto popular que terminaban con represión, muertes y exilio.
Con las elecciones de 1973, creíamos que todo iba a ser posible. Los trabajadores eligiendo a sus delegados de fábrica, luchando por mejores salarios y condiciones de trabajo. Los estudiantes organizando Centro de Estudiantes, debatían nuevos planes de estudio. En nuestra ciudad se rechazaba en las asambleas, la instalación de la Petroquímica por los riesgos que significaba para el medio ambiente. La cultura generaba nuevos hechos artísticos y se realizaban espectáculos en plazas y barrios de nuestra ciudad.
Nunca podíamos imaginar que esos vientos de libertad, debates políticos, creaciones artísticas, ese imaginario de una nueva sociedad más libre e igualitaria, podía terminar en desapariciones, robos de bebes y crímenes semejantes.
A 45 años de aquel genocidio, se pudo ir desentrañando quienes participaron y los motivos para su ejecución. Fue un Plan Criminal (llamado Condor), por el cual EEUU y otras potencias irrumpieron en Latinoamérica, derrocando gobiernos elegidos por sus pueblos e instaurando dictaduras militares. Para ello desestabilizaron a los gobiernos con desabastecimiento de alimentos, bloqueo económico, contando con la colaboración de grandes empresas, medios de comunicación, sectores de la iglesia y las Fuerzas Armadas.
Su objetivo todavía hoy lo sufrimos. 30000 desaparecidos, miles de exiliados, una generación destruida. Todo ello para imponer un Plan Económico – Cultural.
Económico, porque ayer como hoy, nos endeudaron para permitir la fuga de capitales de las grandes corporaciones, para desalojar al pequeño campesinado y avanzar en las grandes pool de siembra y terminar con organizaciones obreras combativas. Cultural, porque desaparecieron una generación de militantes, intelectuales, artistas, prohibiendo, censurando y acallando cualquier expresión que señalaran como subversiva, llegando a la quema de libros.
A 45 años todavía no hemos podido revertir las consecuencias. Todavía nos rige una ley Financiera que impuso la dictadura. La concentración económica avanzo con las políticas neoliberales.
Hoy no se queman libros, pero la cultura es considerada un gasto prescindible. El poder económico ha cooptado al sistema político. La post verdad se ha impuesto a través de los grandes medios de comunicación, que nos dicen en que se debe pensar, creer o elegir. La xenofobia, el racismo, el autoritarismo y la acumulación de riqueza es lo que impera.
Pero también han surgido luchas esperanzadoras, como el movimiento de mujeres por Ni una Menos, por la ley de Interrupción Voluntaria, por la igualdad de género. La lucha en Bahía Blanca en defensa de nuestras ordenanzas culturales.
Hoy debemos No Olvidar, sino recordar porque luchaban aquellos 30000: por una vivienda digna, por la educación pública, por el medio ambiente y salud para todos. Y la posibilidad de cubrir las necesidades mínimas para una vida digna.
Para finalizar, un llamado a la unidad de los que luchan por una sociedad más justa, un llamado a despertar conciencia en aquellos ganados por la salida individual, un llamado a los jóvenes para interesarlos en esta lucha, desigual tal vez, pero que es por ellos y su futuro.
Alberto Rodríguez es militante del Partido Comunista y querellante en la causa de los delitos cometidos por la Triple A