Opinión

"El mayor responsable de la falta de agua es el Estado, que ha hecho mal, o no ha hecho nada para corregir el suministro de un bien esencial"

Por: Juan Carlos Schefer

Son las dos de la mañana. Los pensamientos sobre temas pendientes del día no me dejan dormir. Entonces escucho que comienza a entrar el agua en el tanque, pared por medio en planta alta. ¡Que suerte!, pienso, mañana tendré agua. No sé cuánto tarda en llenarse, porque el cansancio me vence y me duermo antes. Algunos días no se escucha en toda la noche que entre agua.

¿Suerte tener agua? Y es así. Pues muchos barrios, por muchos días no la tienen y no tienen esa “suerte”. Cuesta pensar que una ciudad rondando los 400.000 habitantes tengan que penar por el agua, depender muchas veces de recibirla en determinadas horas o tener que transportarla en baldes para los servicios más esenciales o esperar ¡el aguatero! ¿Cómo llegamos a esto? ¿Se podría haber previsto?  Sin ninguna duda, si.

Ya antes de comenzar el 2000 y siendo Director del dique Paso de las Piedras, escuchaba a los ingenieros que se desempeñaban en la planta Potabilizadora (en ese entonces perteneciente a la ex obras Sanitarias de la Provincia), que el agua producida en esas plantas no alcanzaba porque en horas de la noche las cisternas no recuperaban nivel y por lo tanto durante las horas del día habría barrios con poca presión.  Había altos consumos, derroches de agua y muchas pérdidas. Las cifras promedios ya eran de más de 500 litros por habitante y por día. El servicio era medido, pero  había grandes derrochadores a los que se podría haber puesto un freno a través del control tarifario que se podría aplicar, incluso con severas penas como hacen en muchos países. Pero ahora los medidores se abandonaron, se pasó al cobro por valuación y ese control  es más difícil.

Todo hace crisis ahora y 20 años después se expone crudamente en el medio de la pandemia. Más habitantes sin poder salir de sus casas, más agua para sanitizar con  jabón o la lavandina, ahora más esencial que nunca. Días y días, gran parte de la ciudad sin una gota de agua. El verano multiplica las penurias, porque se gasta más agua ¿sectores que la desperdician?, ¿ usan para regar agua potable?, ¿ para lavar autos?. Imposible saberlo, pero  es evidente que quien la tiene no la cuida, se da cuenta de su valor cuando le falta. Se observa  que la diferencia entre la cantidad de habitantes que tiene agua un día de baja temperatura y un día de alta es abismal. Entonces empecemos a pensar que nosotros también tenemos responsabilidad por lo que nos falta. Es necesario crear conciencia sobre su uso como la han hecho países que con menos agua que nosotros no tiene ningún problema para satisfacer  sus necesidades.

Aclarado esto, hablemos del mayor responsable, que es el Estado y que en nuestra ciudad, como seguramente ocurre en otras de la Provincia  ha hecho mal, o no ha hecho nada para corregir el suministro de un bien esencial.

Como decía ya antes del 2000 se veía venir el problema, las cisternas que totalizan una reserva de 114.000 m3, no se alcanzan a recuperar, entonces no hay presión en la red y no se pueden satisfacer picos de consumo. La última ampliación que se hizo de estas cisternas fue en el año 1929.  La necesidad de mayor capacidad es indudable.

Pero para que puedan tener agua de reserva las cisternas, debe haber mayor capacidad de producción de agua potable, es decir mayor capacidad en la planta potabilizadora. Se construyeron y se inauguraron en 1972 dos de los tres módulos proyectados para el Complejo Paso de las Piedras-Planta Patagonia. El tercero, aun espera su construcción, que ya era necesario antes del año 2000. Es de esperar  que el mayor tiempo transcurrido haya servido para comprender que el diseño original adolece de un decantador, para poder utilizar  los potabilizantes antes de su ingreso a planta cuando hay mucha turbidez en el embalse o cuando hay algas. Espero que lo nuevo que se diseñe lo contemple.

En estos días he escuchado que se incluyen en los planes de obras a realizar, kilómetros de acueducto a reparar o reemplazar. Sería bueno que se aclare esto y que significa para la ciudad. Por mi experiencia personal, (hace ya 11 años que dejé de estar en contacto con los que día a día mantienen el servicio), el acueducto principal de 1500 mm de diámetro necesitaría el reemplazo de sus válvulas, pero no de caños. Quiero pensar que cuando alguien mencionó el reemplazo de 13 o 14 km se refería al viejo acueducto de hormigón de 600mm, inservible en el primer tramo, que es cuando cruza y sale del valle del Sauce Grande, que tiene aproximadamente esa extensión en ese tramo. Si es así sería interesante, es una idea que expresé ya hace muchos años, cuando el servicio lo manejaba Azurix.

Porque reemplazando ese tramo por caños nuevos y de mayor diámetro se podría a avanzar paulatinamente en un segundo acueducto. En una etapa posterior reemplazar el tramo hasta su empalme con el nuevo acueducto en torre 9 y en una tercera etapa llegar a la planta. Así se tendría el segundo acueducto y se habrían abaratado los costos de excavación porque es en suelos de tosca muy duros.

La ciudad tendría así su segundo acueducto, que aunque no tuviese toda la capacidad del principal, ayudaría a satisfacer necesidades esenciales (ante la rotura del de 1500 que tiene 58 km de extensión) y mayor capacidad de suministro para satisfacer picos de consumo.

Se está avanzando mucho en las reparaciones de la red de distribución y hace falta que este esfuerzo que se está haciendo se mantenga con el tiempo. Pero también es indispensable que  se planifique y se vaya ejecutando una renovación de redes. Las reparaciones son parches necesarios ahora, pero si no se renuevan las cañerías, muy obsoletas en gran parte de la ciudad, las pérdidas seguirán aumentando.

Finalmente y pensando para las generaciones futuras, me permito expresar opinión sobre la fuente de origen de nuestra agua potable. El Dique y Embalse de Paso de las Piedras.  Hoy está casi lleno. Cuando se lo concibió en la década del 60 del siglo pasado, fue la decisión que tomó la Provincia entre esta alternativa y traer agua del Río Colorado. Varias ventajas la decidieron por el Embalse del río Sauce Grande, desde donde se captaba el agua desde comienzo del siglo 20. Entonces hoy quedaría optimizar el sistema Acueducto-Planta, para poder sacar todo su potencial (ampliación de planta, cisternas, etc.).

Pero la crisis provocada por una larga sequía, que estaba prevista en el ciclo hidrológico del río Sauce Grande, creó dudas de su capacidad de suministro. Si se hace un cuidadoso manejo de sus niveles, no limitados como cuando estaba en reparación, no debería volver a repetirse por muchos años más. Pero lo sucedido hoy hace pensar en una nueva fuente, en el largo plazo.

Sin ninguna duda debe ser prioritario el tratamiento de las aguas residuales de la tercera cuenca para reemplazar el agua que del acueducto requiere  el Polo Industrial. Le faltan etapas para ello, pero el costo de inversión es menor que cualquier otra alternativa. Esta es una nueva fuente genuina.

Finalmente, como siempre lo he expresado la regulación  de los caudales del Río Sauce Chico y del Napostá serían nuevas fuentes, con caudales disponibles similares a los que se pueden bombear de cuencas muy lejanas como la del río Negro, a un costo muy inferior, que no requieren bombeo y cumplen además una función extra más que importante para Bahía Blanca y la localidad de Gral. D. Cerri: evitar que se puedan inundar, como alguna vez ya ocurrió. Pueden ser graves si vuelven a ocurrir, porque la posterior construcción del Maldonado sirve para valores de escorrentía muy inferiores  a los que alguna vez asolaron la ciudad. Peor es la situación de Cerri, que no tiene un Maldonado que alivie los caudales del Sauce Chico ante una gran crecida. Por otra parte, frente a una sequía que se va dando paulatinamente y que da tiempo a paliarla, la inundación viene de golpe, los habitantes no estamos preparados y hace estragos. La alternativa  de su regulación mediante embalses daría la necesaria  seguridad a la ciudad.

Finalmente: ¡cuánta falta hace, una política de Estado en materia de Recursos Hídricos! Las dos Universidades públicas de la ciudad pueden aportar conocimientos. Alguna vez se las requirió para una planificación para el abastecimiento del gran Bahía Blanca. Participaron  junto a miembros de la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia) y de los técnicos de la ex Obras Sanitarias de la Provincia. Sus estudios y conclusiones, hechas en el año 1989 duermen en algún cajón del ministerio de Obras Públicas.

El Ing. Juan Carlos Schefer es Director-Decano del Departamento de Ingeniería-UNS

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Dra. Jessica Mineo
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