La vuelta a las clases presenciales aparece hoy como una cuestión imprescindible para el bienestar de niños, niñas y adolescentes.
Más allá del clamor de las familias, los alumnos y parte de la comunidad, organizaciones prestigiosas como la Sociedad Argentina de Pediatría o Unicef recomiendan la vuelta a la presencialidad de manera urgente.
Abrir las escuelas significa además defender un derecho fundamental de niños y jóvenes que no sólo se relaciona con la adquisición de conocimientos sino también con el fortalecimiento de aspectos emocionales, sociales y de cuidado.
El cierre de las escuelas durante el 2020 significó el recrudecimiento de la disparidad social y puso de manifiesto la brecha tecnológica que marcó las posibilidades de los alumnos para acceder a la escuela.
Es necesario que en el 2021 la regla sea la presencialidad, para evitar profundizar las diferencias y garantizar el bienestar de los alumnos.
Con estrictos protocolos de cuidado, con planificación y con las condiciones sanitarias necesarias es esencial comenzar a transitar la presencialidad para garantizar el derecho a la educación de las infancias.
Como sociedad no podemos permitirnos un día más con las escuelas cerradas. Debe ser un compromiso de todos devolver a los niños, niñas y adolescentes la posibilidad de un desarrollo y bienestar acordes a sus necesidades.
Por Fabiola Buosi, presidenta del Consejo Escolar y referente en temas educativos de Juntos por el Cambio
Esta entrada ha sido publicada el 7 de febrero, 2021 09:00
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