El sarampión, una enfermedad que muchos creían relegada al pasado, vuelve a encender las alarmas sanitarias en todo el territorio nacional. Esta patología viral no solo destaca por su extraordinaria capacidad de contagio, sino también por el potencial devastador de sus complicaciones, que pueden dejar secuelas permanentes o incluso resultar fatales. Frente a este escenario, expertos sanitarios redoblan esfuerzos para concientizar sobre la importancia crucial de la inmunización como barrera protectora.
La situación actual ha movilizado a la comunidad médica, que observa con preocupación cómo la disminución en las tasas de vacunación podría estar contribuyendo al resurgimiento de esta amenaza. Los especialistas no cesan de subrayar la necesidad de mantener elevados niveles de cobertura vacunal y potenciar los mecanismos de vigilancia epidemiológica ante la detección de nuevos brotes.
Reconocer la enfermedad resulta fundamental para una intervención temprana. El cuadro clínico típico incluye fiebre elevada, episodios de tos persistente, obstrucción nasal, erupciones cutáneas características, irritación ocular con lagrimeo o enrojecimiento y, en determinados casos, la manifestación de pequeñas manchas en la cara interna de las mejillas. Cabe destacar que las personas previamente vacunadas podrían presentar manifestaciones atípicas, dificultando el diagnóstico.
¿Cómo se transmite el sarampión?
Respecto a su mecanismo de transmisión, la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC explicó que: «Se transmite a través de gotas en el aire provenientes de la nariz, boca o garganta de una persona infectada. El virus puede permanecer activo en el aire o en superficies hasta por dos horas, lo que significa que no es necesario el contacto directo para su propagación».
Esta realidad convierte al sarampión en una gran amenaza, capaz de propagarse en espacios cerrados sin necesidad de interacción física directa entre personas.
Aunque cualquier individuo puede contraer la enfermedad, los grupos más vulnerables incluyen niños menores de 5 años y personas con deficiencias nutricionales. En estos casos, las complicaciones pueden ser devastadoras: neumonía severa, episodios convulsivos, procesos inflamatorios cerebrales como meningoencefalitis, deterioro visual que puede llegar a la ceguera, encefalomielitis postinfecciosa y, en los casos más graves, un desenlace fatal.
Cuántas dosis necesitas para estar protegido
El consenso científico es unánime: la vacunación constituye la herramienta más efectiva y segura para prevenir esta patología. Lograr y sostener altas coberturas de inmunización con dos dosis de la vacuna contra el sarampión (ya sea en su presentación doble o triple viral) a partir del primer año de vida resulta esencial para construir una barrera inmunológica colectiva.
Complementariamente, un sistema de vigilancia epidemiológica seguro y eficiente posibilita la identificación precoz de casos sospechosos, facilitando la implementación de medidas de contención que eviten la propagación comunitaria del virus.
El esquema de inmunización establecido por el Calendario Nacional de Vacunación establece pautas claras según grupos etarios:
Si bien no existe un tratamiento específico que actúe directamente contra el virus, el abordaje terapéutico se centra en aliviar la sintomatología y prevenir posibles complicaciones. Las recomendaciones básicas incluyen descanso adecuado, hidratación óptima, administración de antipiréticos para controlar los picos febriles y atención médica para monitorizar la evolución y detectar tempranamente cualquier complicación. (Urgente 24)
Esta entrada ha sido publicada el 25 de febrero, 2025 17:20
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