Los productos frescos de temporada son siempre una opción saludable y sostenible que conecta al consumidor con lo mejor de la naturaleza.
El verano trae consigo una explosión de colores y sabores que no solo alegran nuestras mesas, sino que también benefician al medioambiente.
Aprovechar lo que la estación tiene para ofrecer es una decisión inteligente, tanto para el bienestar personal como para el entorno. En esta época, la diversidad de frutas y vegetales permite crear platos refrescantes que están en su punto óptimo de madurez. Además, comprar productos de temporada fomenta la economía local y reduce el impacto ambiental.
En verano, las altas temperaturas hacen que el cuerpo demande más hidratación y nutrientes ligeros. Los alimentos de temporada como el melón, la sandía, el tomate y el pepino no solo son refrescantes, sino que también aportan vitaminas esenciales, antioxidantes y fibra. Según la Food and Agriculture Organization (FAO), elegir productos que están en su punto de madurez asegura un mayor contenido nutricional y un sabor más intenso.
Optar por frutas y verduras de temporada tiene un impacto directo en la sostenibilidad. La FAO explica que estos alimentos requieren menos recursos para su cultivo, ya que se desarrollan naturalmente en el clima adecuado, lo que reduce la necesidad de energía adicional para su producción o almacenamiento. Por otro lado, comprar localmente disminuye las emisiones de carbono asociadas al transporte de alimentos desde largas distancias.
Adoptar el hábito de consumir alimentos de temporada durante el verano aporta ventajas significativas:
Un informe de la FAO destaca que las dietas basadas en productos de temporada y de proximidad pueden ser un factor clave para combatir el desperdicio de alimentos y promover sistemas alimentarios más sostenibles.
La elección de alimentos de temporada también impacta positivamente en la salud. Consumir frutas como el durazno, la ciruela o el mango ayuda a combatir el estrés oxidativo causado por el sol. Además, las verduras como el calabacín o los pimientos son ricas en agua, ideales para mantener una hidratación adecuada en los días más calurosos.
Por otro lado, desde una perspectiva ambiental, estos productos reducen el uso de envases plásticos, ya que suelen comprarse en mercados locales o ferias. Según datos de organizaciones como la Environmental Working Group (EWG), una alimentación alineada con las estaciones contribuye a disminuir la huella ecológica global.
Incorporar productos frescos y de temporada es más sencillo de lo que parece. Una forma práctica es planificar las comidas semanales basándose en lo que está disponible en mercados locales. Otra opción es buscar recetas que destaquen ingredientes del verano, como ensaladas, batidos o postres naturales.
Algunas recomendaciones clave incluyen:
Adoptar estas prácticas no solo transforma la manera en que nos alimentamos, sino que también fortalece el vínculo con nuestra comunidad y el planeta.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 6 de enero, 2025 09:16
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