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Una caminata de 30 a 40 minutos al menos tres veces por semana ayuda a cuidar el corazón

Una caminada de unos 30 o 40 minutos entre tres o cuatro veces por semana ayuda a cuidar el corazón sin necesidad de “internarse” en el gimnasio para tener una vida saludable, según los expertos.

“Se aconseja evitar el ascensor y subir por la escalera o caminar. A menudo es suficiente con hacer 30 o 40 minutos de caminata 3 o 4 veces por semana; no siempre es imprescindible ir al gimnasio”, así lo afirmó el doctor Alejandro Deviggiano, jefe del Servicio de Cardiología y de Chequeo Médico Integral de Diagnóstico Maipú.

Deviggiano, que es cardiólogo especializado en Angiotomografía Coronaria y Resonancia Magnética del corazón, enfatiza que la prevención se basa en que las personas conozcan y reduzcan los factores de riesgo que son modificables si mejoran su estilo de vida.

“La hipertensión arterial es el primero de esos factores, junto con las dislipemias, es decir, tener alto colesterol LDL (comúnmente, el “malo” de la película), fumar, llevar una dieta rica en grasas y alimentos ultraprocesados (altísimos en sodio), ser sedentarios, tener diabetes y estrés, son todos factores de riesgo que se pueden modificar”, asegura el especialista.

La edad y los aspectos hereditarios -por ejemplo, madre, padre o ambos con antecedentes- también son factores de riesgo, pero no se pueden cambiar.

“La única manera de saber si una persona es hipertensa o no es tomando la presión” (debe ser menos de 140/90 mmhg). Se recomienda un control anual a cualquier edad, pero luego de los 40 años debe ser más frecuente. Lo ideal es siempre que la presión la tome otra persona y en consultorio o guardia. Pero si esto no es posible y la persona tiene un tensiómetro automático, lo mejor es estar sentados durante 5 minutos y luego tomarse la presión. Si es normal, no hace falta más nada. Si está alterada, repetir”, detalló además Deviggiano.

La importancia del chequeo

Cuando hay antecedentes de enfermedades cardiovasculares en la familia antes de los 60 años entre los varones y de los 65 en las mujeres (infarto, ACV, insuficiencia cardíaca, diabetes, arritmias, etc., la recomendación es que los controles se realicen más a menudo. Para Deviggiano, “según las características de cada paciente, y a partir de los 18 años, se puede sugerir un chequeo médico integral o evaluación médico clínica, que permite tener una ‘fotografía’ de la salud general de una persona y, en el caso del corazón, hasta saber si ha tenido un infarto silente, que es la manera en que se presentan el 30% de los infartos”.

Este chequeo, que se realiza el mismo día durante dos horas y media consiste en un análisis de sangre, una ergometría (prueba de esfuerzo caminando en una cinta) y un ecocardiograma, que permite ver cómo funciona el corazón, las válvulas, y el tamaño de las cavidades. En personas mayores de 60 años, se recomienda agregar un Doppler de vasos de cuello. Los resultados suelen estar listos en una semana junto con un informe especial.

En aproximadamente la mitad de los casos, estas evaluaciones se hacen para obtener el apto físico antes de comenzar actividades deportivas o recreativas. “Estos estudios son muy útiles porque nos permite saber cómo está la presión, el colesterol, cómo funcionan el hígado y los riñones, si se tiene alta la glucemia, determinar el grado de obesidad y conocer el hábito tabáquico. Todo esto ayuda a detectar anticipadamente cualquier anomalía que podría presentarse durante el ejercicio. Por ejemplo, hipertensión o una arritmia cardíaca” enfatiza el especialista.

“Vedettes en imágenes”

El doctor Alejandro Deviggiano explica que actualmente la resonancia magnética y la angiotomografía del corazón son métodos de diagnóstico por imágenes que se consideran “vedettes” en cardiología, por la calidad de información que aportan al médico para evaluar el problema y decidir el mejor tratamiento.

“La resonancia no es operador dependiente y permite ver, con una imagen superior a todas las conocidas, la estructura y función cardíaca. En el caso de las arritmias, por ejemplo, establecer posibles causas: si son funcionales o dependen de la estructura del corazón. Pero también permiten visualizar el tejido (discriminación tisular), ver si existen depósitos de grasa,  edemas o fibrosis, como puede ocurrir en las miocarditis, la miocardiopatía hipertrófica (asociada a muerte súbita en el deporte) o la Enfermedad de Chagas. En suma: visualizar áreas de inflamación o fibrosis. En muchos casos se utiliza una sustancia de contraste, el gadolinio, que mejora aún más el diagnóstico diferencial”. (DIB)

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Dra. Jessica Mineo
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