Cuando llega al aula, la maestra suplente necesita tiempo: para saber hasta dónde llegaron los alumnos con la titular, para entender qué y cómo estuvieron trabajando, para conocer a los estudiantes y ganarse su confianza, para vincularse con las familias, para construir su autoridad, para entender la dinámica de la escuela y las expectativas del equipo directivo. En algunos casos, cuando logró todo eso… regresa la titular. Y el ciclo empieza de nuevo.
En Argentina el 28% de los maestros de 6° grado de primaria son suplentes. La proporción es aún más alta –31%– en las escuelas a las que asisten los estudiantes de menores recursos (los del cuartil de menor nivel socioeconómico). Como en otras variables del sistema educativo, los alumnos más favorecidos (los del cuartil más alto) corren con ventaja: en sus escuelas, la proporción de docentes suplentes baja al 19%, es decir que hay 12 puntos de diferencia con respecto a los colegios más pobres.
El informe “Cargos y suplencias docentes en el nivel primario”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, describe la proporción de docentes según la situación de su cargo (titulares, interinos o suplentes) en el nivel primario, a partir de los resultados del cuestionario a docentes de Aprender 2023 y del Relevamiento Anual 2023.
Los autores –Martín De Simone, Martín Nistal y Leyre Sáenz Guillén– analizaron cifras nacionales y provinciales. También reseñaron investigaciones internacionales que muestran, entre otras cuestiones, que tener docentes suplentes puede impactar de manera negativa en el aprendizaje, sobre todo cuando implica una interrupción de la continuidad pedagógica si las suplencias son cortas y recurrentes.
Martín De Simone, especialista en educación del Banco Mundial, señaló: “Las suplencias son fundamentales para asegurar la continuidad educativa cuando los maestros titulares no están presentes. Sin embargo, cuando las suplencias se utilizan con regularidad y cuando hay una alta rotación entre docentes titulares y uno o varios suplentes, el aprendizaje se puede ver afectado”.
n algunas provincias, al menos la mitad de los docentes son suplentes. Es el caso de La Rioja (60%) y Entre Ríos (50%), mientras que la proporción ronda el 40% en Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. En el otro extremo, la proporción de maestros suplentes es menor al 20% en Jujuy (15%), San Luis (16%) y Salta (16%). En todas las provincias –excepto San Luis– hay una mayor proporción de docentes suplentes en el sector estatal que en el privado.
En 19 jurisdicciones se registra una brecha por nivel socioeconómico: hay más docentes suplentes en las escuelas más vulnerables. Esta brecha es especialmente amplia en CABA y en Neuquén. Solo en La Rioja, Entre Ríos y Salta no se observan diferencias entre las escuelas más ricas y las más pobres, mientras que en San Luis y Jujuy la situación se invierte: las escuelas de sectores más favorecidos tienen una mayor proporción de docentes suplentes que las de menores recursos.
A nivel nacional no hay información pública sobre los niveles de ausentismo de estudiantes ni de docentes. Tampoco existen datos oficiales sobre los días de efectivos de clase en cada provincia y en cada escuela. Ni está disponible la cifra de cantidad de licencias docentes: se conoce la proporción de cargos suplentes, pero no toda licencia genera una suplencia.
“El ausentismo de los docentes es un tema central porque atenta contra el preciado tiempo de clases junto con otras causas, como el ausentismo de los estudiantes, los problemas de infraestructura o los paros. Sin una cantidad mínima de horas y continuidad del docente con su grupo de estudiantes, el aprendizaje se ve seriamente comprometido. El primer paso para enfrentar el tema es contar con información precisa, cosa que no ocurre en la mayoría de las provincias”, afirmó Cecilia Veleda, doctora en Sociología de la Educación y consultora del Instituto Internacional del Planeamiento Educativo de Unesco.
“Los docentes que cubren suplencias largas atienden a sus alumnos con la misma responsabilidad de un titular. Pero frente al fenómeno de las suplencias cortas, los equipos directivos se ven en la necesidad de articular diferentes estrategias institucionales para que los alumnos continúen con sus aprendizajes de la mejor manera posible. Los datos del informe invitan a reflexionar sobre la urgencia de ofrecer una mayor estabilidad laboral docente”, dijo Mónica Prieto, profesora de la Escuela de Educación de la Universidad Austral.
Las políticas de presentismo
“Es necesario diseñar políticas que tiendan a reducir los niveles de ausentismo, y asegurar que las suplencias se implementen con el objetivo de minimizar los costos en el aprendizaje. Las suplencias inmediatas (en contraposición con las que requieren varios días de ausencia) y las que minimizan las rotaciones entre docentes son, a priori, más efectivas en el logro de ese objetivo”, planteó De Simone.
¿Cómo abordar el ausentismo docente? Los especialistas subrayan la necesidad de analizar la diversidad de causas que explican el fenómeno. “En algunos casos, mejorar los sistemas de monitoreo de la asistencia es un paso importante que por sí solo puede aumentar el presentismo. Esto es particularmente importante en Argentina, donde casi ninguna provincia tiene datos públicos de presentismo. En otros casos, crear programas con incentivos para los docentes, ya sean monetarios o de otra índole, ha funcionado muy bien. Los incentivos deben ser claros y estar sujetos a objetivos de presentismo, con mecanismos de monitoreo eficaces”, dijo De Simone a Infobae.
De Simone planteó que las condiciones de trabajo también pueden ser el principal factor detrás del ausentismo: “Por eso, mejorar el bienestar y las condiciones es importante, aunque no siempre conduce a una mejor asistencia”. El especialista mencionó, además, ejemplos de otros países que consiguieron aumentar el presentismo “con intervenciones altamente costo-efectivas, usualmente basadas en las ciencias del comportamiento, como el simple envío de mensajes de texto a los maestros”. (Infobae)