Este viernes 26 de julio se celebra el Día de los Abuelos en todo el país. Nonos, tatas, yayos, abus… la naturaleza única de este vínculo y su rol en la crianza de nietos y nietas muchas veces se atesora toda la vida. Se toma esta fecha en homenaje a san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo en la tradición católica. La Iglesia los asigna como santos patronos de los abuelos.
Curiosamente, en Argentina hay otras dos jornadas que también honran la labor de estas figuras en la familia: el tercer domingo de agosto, que es el Día del Abuelo; y el segundo domingo de noviembre, que es Día de la Abuela.
Las formas de “abuelidad” hoy en día siguen cambiando, desde influencers hasta abuelos “adoptados”, las nuevas generaciones de personas mayores no temen cuestionar viejos mandatos. Graciela Zarebski, doctora en Psicología por la UBA, docente y directora del Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento lo resume para Clarín en una máxima que a veces se pasa por alto: “La identidad de abuelos/as se sigue construyendo hasta el último día”.
Autora de numerosos libros sobre la temática, Zarebski aplaude que en la actualidad se destaque la importancia de la participación que tienen las personas mayores al apropiarse de su tiempo libre, al poder diversificar sus vínculos e intereses y a conectar con sus deseos en la búsqueda de una vida placentera. No son pocos, las estimaciones de la Organización Panamericana de la Salud sostienen que para 2030, 1 de cada 6 personas tendrá 60 años o más. En 2019 ya representaban el 16% de la población del continente.
De hecho, la OPS decretó la década de 2021 a 2030 como la del “Envejecimiento Saludable en las Américas”. El trabajo de Zarebski precisa que una de las claves para envejecer mejor es poder mantener vínculos intergeneracionales, con todo y que las brechas entre los modos de ver y vivir la vida a menudo quieran imponerse. ¿Cómo salvar la distancia entre abuelos de 75 años y sus nietos/as de 12?
Recomendaciones para mantener vínculos intergeneracionales saludables en familia
Como cualquier vínculo, filial o no, la relación entre nietos y abuelos no está libre de tensiones o diferencias, más allá del amor que se sienta entre estos miembros de la familia. Si hay frases que quedaron “fuera de época”, puede que no sea fácil para algunos propiciar un acercamiento genuino. Zarebski ofrece estas recomendaciones:
El primer paso: abrirse a los nuevos criterios y puntos de vista
“Si a una persona mayor le resulta complicado estrechar esos lazos le recomendaría replantearse el beneficio que le puede aportar abrirse a nuevos criterios, nuevos aprendizajes y puntos de vista, ya que implicará un crecimiento en lo personal”, explica la gerontóloga, quien agrega que estos vínculos “son beneficiosos para todas las generaciones por el enriquecimiento que generan en ambas direcciones”. En pocas palabras, en los vínculos intergeneracionales ganamos todos.
Zarebski destaca el diálogo constructivo y la flexibilidad de adoptar nuevos puntos de vista para mantener vínculos intergeneracionales saludables . Foto: ilustración Shutterstock
La directora del Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento destaca la posición de abuelos y abuelas como portadores y transmisores de un legado. Para los adultos, cultivar una flexibilidad que apunte siempre hacia un diálogo constructivo, a pesar de las diferencias, les permite también “despertar a su joven interno”, dice.
Construir una dinámica que ni infantilice ni explote a la persona mayor
La solidaridad intergeneracional también es clave para mantener el vínculo entre abuelos y nietos. Sin embargo, a veces cuando las personas mayores sufren la pérdida progresiva de capacidades, se las infantiliza y aquí, dice Zarebski, está el otro error que debemos combatir. Respetar el lugar de cada uno en la familia y su libertad de elección para su propia vida puede ser un desafío.
Según la gerontóloga, aunque una persona mayor presente dependencia, hay que respetar y hacer valer su autonomía siempre que esté en condiciones de tomar decisiones. “La dependencia no se contrapone, salvo demencias avanzadas, a la autonomía”, aclara.
Zarebski:“La dependencia no se contrapone, salvo demencias avanzadas, a la autonomía”. Foto: ilustración Shutterstock
Por otro lado, otra dinámica problemática que pone en jaque la autonomía de los abuelos se conoce popularmente como “el síndrome de la abuela esclava”. Este “síndrome” —que no está formalmente en manuales diagnósticos— supone una sobrecarga emocional y física para la persona mayor. Se presenta cuando la familia tiraniza a esa abuela (las cuidadoras) y la concibe como alguien que debe estar disponible las 24 horas para atender las necesidades de hijos y nietos.
¿Qué hacemos con las conversaciones sobre temas “polémicos”?
No es extraño que en ciertos temas haya una brecha entre adultos y jóvenes. Bien sea en cuestiones políticas, religiosas, de género, de diversidad sexual o incluso en la construcción de estilos de vida, los puntos de vista a veces son opuestos. ¿Lo hablamos? Dependerá de cada integrante. Hacerlo podría contribuir a generar un vínculo más transparente y genuino siempre que el diálogo se enmarque en el respeto.
Zarebski destaca que se requiere flexibilidad — de grandes y chicos— para aceptar las diferencias, “sin pretender imponer criterios ni desvalorizar al otro”. En sus palabras, “el mejor resultado de un diálogo constructivo es que cada uno se quede pensando”.
Ser abuelos ofrece la oportunidad de mostrar una nueva versión de quiénes somos. Foto: ilustración Shutterstock
En cualquier caso, parte de la “magia” de ser abuelos también está en poder seguir siendo testigos y partícipes del crecimiento de las nuevas generaciones. La doctora en Psicogerontología concluye que aprender de nuestros errores o desconocimientos pasados también da lugar a una nueva versión de nosotros mismos: abuelos y abuelas que, respetando la función paterna/materna, dejan una linda huella en la vida de sus nietos.
Fuente: Clarín