“Hace unas semanas nos llegó la información de una amenaza contra la vida de Milei. Entendemos que es de una organización con relevancia. No fue alguien atrás de una pantalla con poco margen de daño”, expresó a TN un funcionario cercano a Javier Milei.
El círculo íntimo del presidente le recomendó que tome más precauciones a la hora de exponerse en público, aunque en el Ministerio de Seguridad -que preside Patricia Bullrich- y en el Departamento de la Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) todavía no confirmaron ninguna comunicación peligrosa.
La Casa Rosada sostiene que la amenaza está relacionada con el apoyo del jefe de Estado a Israel en el conflicto de Medio Oriente. El Gobierno declaró el viernes a Hamas como una organización terrorista.
En Balcarce 50 creen además que está conectado con el impulso que Milei le dio al proyecto de juicio en ausencia para acelerar los procesos de los atentados a la embajada de Israel en 1992 y a la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) en 1994.
La Cámara Federal de Casación Penal determinó en abril que los ataques contra la embajada de Israel y la sede de la AMIA respondieron operativamente a la República Islámica de Irán y le atribuyó la ejecución a la organización terrorista Hezbollah.
Los jueces Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña y Ángela Ledesma lo describieron además como un crimen de Lesa Humanidad y pidieron reformas legales para juzgar a los acusados en ausencia.
El Gobierno refuerza la seguridad presidencial y extrema precauciones para el acto de este miércoles por la conmemoración de los treinta años del atentado a la AMIA.
“Se están tomando más recaudos y Milei los tolera. Sigue saliendo al balcón y se acerca a la reja de la Casa Rosada para saludar estudiantes, pero hay un operativo más fuerte”, expresó a TN un funcionario.
Milei insiste además con mudar la embajada argentina en Israel de Tel Aviv a Jersusalém, lo que ya fue repudiado públicamente por Hamas. El embajador es su rabino personal Axel Wanish, que lo acompaña en su transición al judaísmo.
El grupo islamista palestino calificó la idea como “una vulneración de los derechos de nuestro pueblo palestino a su tierra, y una violación de las normas del derecho internacional, considerando Jerusalén como tierra palestina ocupada”.
El presidente tuvo que dejar de viajar en aviones de línea por un informe de seguridad que le presentó Bullrich y evitó asistir a la entrega de los aviones F-16 en Copenhague ante la posibilidad de sufrir un ataque terrorista.
El jefe de Estado delegó la inteligencia en el asesor presidencial Santiago Caputo, que puso a Sergio Neiffert a cargo de la secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y le dividió en cuatro agencias: el Servicio de Inteligencia Argentino, la Agencia de Seguridad de la Nación, la Agencia Federal de Ciberseguridad y la División de asuntos internos.
Fuente: TN