El Presidente cuestionó a Villarruel por imponer una “agenda propia e inconsulta” al convocar a la sesión de este jueves. La Vicepresidenta se enteró cuando estaba reunida con los jefes de bloque. Crece la presión sobre los senadores. La opisición celebra los cruces y espera conseguir el rechazo.
Sin la certeza de contar con los votos necesarios para su aprobación, Victoria Villarruel dio luz verde para el tratamiento este jueves del mega DNU de Javier Milei en el Senado y se profundizó la interna dentro de La Libertad Avanza.
El Gobierno la acusó de desmarcarse con una “agenda propia e inconsulta” y poner en riesgo la única iniciativa del Presidente que queda en pie para el debate inmediato en el Congreso, bajo la sospecha de intentar socavar su poder, pero en el entorno de la Vicepresidenta cuestionaron la falta de conocimiento del reglamento de la Cámara Alta por parte del Ejecutivo y aseguraron que intentó frenarlo, pero que no pudo.
La tensión entre Milei y Villarruel no es nueva, lo que es novedoso es que sea en voz alta y bajo la mirada de todos. Aunque se fundieron en un fuerte abrazo cuando el Presidente fue al Congreso para la apertura de sesiones ordinarias, las diferencias entre ambos, son crecientes.
Tras ratificarse el tratamiento del DNU en la Cámara alta, el Presidente puso un Me Gusta en un posteo de la red social X que compara la situación actual con el debate por la resolución 125, que terminó en un duro revés para la entonces presidenta Cristina Kirchner, por el voto “no negativo” de su compañero de fórmula, el radical Julio Cobos. “El DNU será una 125 silenciosa. No queden pegados a esto. Los senadores que lo van a voltear no podrán caminar por la calle”, amenaza el texto lickeado por Milei.
Villarruel recibió al menos dos pedidos de sesión especial por parte de la oposición para el tratamiento del mega DNU de Milei en la Cámara alta y, según el reglamento, con al menos una solicitud firmada por al menos cinco senadores debe convocar a sesión.
Esa es la explicación que argumentan desde el Senado, además de recordar que durante la reunión con los presidentes de bloque que mantuvo este miércoles, Villarruel intentó postergar el debate, pero la nota que difundió la Oficina de la Presidencia fue un balde de agua fría que solo terminó ratificando la sesión convocada.
“La Oficina del Presidente expresa su preocupación por la decisión unilateral de algunos sectores de la clase política que pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta, a fin de entorpecer las negociaciones y el diálogo entre los distintos sectores de la dirigencia política”, señaló la Casa Rosada.
También mencionó que “el potencial rechazo del DNU, que actualmente se encuentra próximo a una definición de la Corte Suprema de Justicia, conllevaría un grave retroceso en los derechos y necesidades del pueblo argentino”.
“La Vicepresidenta pidió que se postergue el tema, darle más tiempo al Gobierno para negociar con los gobernadores. Pero no hubo acuerdo. Villarruel no puede hacer mucho más, la Rosada se la pasó todo el día atacándola a ella y a los senadores en vez de trabajar para evitarlo”, dijo a TN un senador que participó de la reunión de Labor parlamentaria.
Milei pretendía, bajo la amenaza de no avanzar con el Pacto de Mayo, poder garantizarse un nuevo acuerdo fiscal con las provincias y los votos para la nueva Ley Ómnibus -sobre la que su equipo trabaja en los lineamientos finales-, para después llevar al recinto el debate del megadecreto.
Ahora, tras meses de pelear y enfrentar a los gobernadores, acusarlos de traidores y señalarlos con nombres propios, los negociadores de Milei dependen de los mandatarios provinciales para que den mandato a sus senadores en un intento para que el decreto no fracase en el Congreso. Si no lo logran, tendrán una segunda oportunidad en Diputados, dado que si una de las dos cámaras lo aprueba, el DNU queda vigente. La contabilidad de votos ya se activó.
Con la interna de LLA al rojo vivo, oficialismo y oposición empezaron a contar los votos para el rechazo y la aprobación del mega DNU de Milei.
La solicitud que terminó acelerando el debate en la Cámara alta fue la de los bloques federales, firmada por nueve senadores, que se sumarían a los 33 votos del kirchnerismo. Si los nueve se suman al rechazo, tres están en duda, serían 42 legisladores los que se inclinarían por bajarle el pulgar al megadecreto. En el radicalismo hay libertad de acción, aunque los contactos de Martín Lousteau con sus pares se intensificaron en las últimas horas.
“El Presidente debería reemplazar este inválido DNU por una ley espejo que se pueda votar por capítulos”, fue uno de los planteos del presidente de la UCR nacional.
Si bien desde el Gobierno especularon hasta última hora con los dos tercios (48 senadores) para habilitar el debate, desde la oposición advirtieron que como el tratamiento forma parte del temario, solo con mayoría simple se conseguiría el quórum.
El otro contrapunto es sobre la cantidad de votos necesarios para aprobar o rechazar. La oposición sostiene que con mayoría simple (es decir, la mitad más uno de los presentes) alcanzaría, pero el reglamento indica que debería ser mayoría absoluta, esto es, la mitad más uno de los miembros (37 senadores). LLA insiste en que se requiere de dos tercios de los senadores.
En la Cámara de Diputados la situación es muy distinta. Su presidente, Martín Menem, responde en forma directa a Milei y en el Gobierno confían en ganar la pulseada con los gobernadores y sumarlos a sus filas -especialmente los que no quieren quedar pegados con el kirchnerismo- para poder dar vuelta una cuenta que, en principio, en el Senado no les sería favorable.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 14 de marzo, 2024 07:14
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