La escuela es un lugar donde los niños aprenden y crecen cognitivamente, desarrollan habilidades sociales y se convierten en individuos independientes. Los chicos también pasan mucho tiempo en las aulas donde pueden adquirir fácilmente gérmenes y enfermedades y transferir infecciones entre sí.
“Hay que revisar que las vacunas y los controles de salud anuales estén completos, según edad”, aconseja Fernando Burgos (M.N. 81.759), médico pediatra.
La clave es asegurarse de tomar las precauciones adecuadas para que este sea un año escolar saludable. Aquí hay algunos consejos de la Sociedad Argentina de Pediatría:
- Hacer el control y seguimiento periódico cuando el niño tenga alguna enfermedad, solicitando a los médicos que escriban un informe con las indicaciones de las medidas a tomar en la escuela por su condición, compartiendo esto con los docentes y profesionales de salud escolar.
- Avisar en la escuela si el niño toma alguna medicación y/o padece alguna enfermedad que requiriera de controles permanentes especiales en el horario escolar, así como indicaciones y alertas de cómo actuar y a quien comunicar cualquier anomalía o emergencias.
- Aportar a la escuela datos de situaciones de salud del alumno y/o la familia, que pudieran generar dificultades en su situación personal y, por lo tanto, en sus aprendizajes (enfermedades personales y/o familiares, situaciones emocionales difíciles por las que pase el alumno y su familia, etc).
- Mantener una comunicación constante con la escuela y sus referentes.
- Brindar una alimentación saludable en la casa, con desayunos imprescindibles. Generar acuerdos con qué, cómo y cuándo se comerá en la escuela y en la casa; y explicar la importancia de la adecuada alimentación para el aprendizaje.
La salud emocional, otro pilar fundamental para un año escolar exitoso
Una parte importante de la salud y el bienestar general de un niño es la salud mental, que abarca el bienestar emocional y conductual de un niño. Afecta la forma en que piensa, siente y se comporta, así como la forma en que se relaciona con los demás, lidia con el estrés y toma decisiones saludables.
“Preparar a nuestros hijos para que tomen conciencia sobre su propia salud emocional y la de los demás es importante”, plantea Emily Smith, médica de familia en McLaren Greater Lansing Primary Care – Okemos.
“Es necesario hablar sobre las cosas que nos hacen sentir incómodos o vulnerables con nuestros hijos. Entonces pueden aprender que sentirse ansiosos, preocupados, tristes o enojados no es necesariamente algo malo, sino parte de la experiencia humana. Por lo tanto, comiencen a hablar con sus hijos todos los días. Pregúnteles cómo están y pregúnteles qué los hizo sentir especiales hoy”, concluyó.
Etapa escolar, mochilas pesadas: ¿cuántos kilos podría cargar un chico sin lastimarse?
Sus cuerpos se adaptan al peso cambiando la forma de caminar, un proceso en el que se pueden generar lesiones de columna, cadera, rodilla y pies.
El peso de una carpeta escolar ronda el medio kilo. El de un libro de texto o multi manual, también. Si los nenes de ocho años pueden tener una decena de asignaturas, solo hay que sumar. Y aunque no siempre deban llevar todo su material, hay que contar con la cartuchera, el cuaderno de comunicaciones, el bocadito para media mañana o la merienda (depende a que turno asistan) y el diccionario. Entre cuatro y cinco kilos con facilidad, lo que representa entre el 16 y el 20 por ciento del peso corporal de un chico que ronda los 25 kilos (es como si un adulto de 90 kilos llevara 15 kilos en la espalda camino del trabajo), una carga excesiva que puede causar problemas.
Un estudio realizado por un grupo de Investigación de la Universidad de Málaga, indica que, si la mochila supone el 15 por ciento o más del peso de los nenes, la reacción del cuerpo es modificar notablemente su forma de caminar. Los pasos se vuelven más cortos y los pies pasan más tiempo en contacto con el suelo. “Y la ciencia nos dice que este es el primer paso para tener lesiones musculoesqueléticas”, explica Gabriel Gijón, miembro del grupo de investigación que realizado el análisis.
El estudio
Fue publicado en la revista científica Scientific Reports y elaborado por cinco investigadores de la universidad malagueña y una académica de la universidad de La Trobe en Melbourne (Australia).
En la investigación participaron 231 menores de entre seis y doce años de diferentes colegios malagueños. Fueron seleccionados al azar e hicieron pruebas para comprobar cómo diferentes pesos en sus mochila podían afectar su postura y el paso. Cada nene o nena realizó cinco pequeñas caminatas con el 5, 10, 15 y 20 por ciento de su peso, así como una más sin carga alguna. En todos los casos se detectó que a partir del 15 por ciento la forma de la pisada variaba.
“En su día a día llevar esa carga afecta la posición de su cuerpo. Lo importante es que esta es una predisposición para tener problemas en el futuro”, dice Gijón, que también es miembro del grupo de investigación Cronicidad, Dependencia, Cuidados y Servicios de Salud del Instituto de Investigación Biomédica (Ibima) de Málaga.
El especialista expuso un ejemplo para poner en contexto la situación: cualquier individuo que empiece a fumar a los 16 años no padecerá cáncer de pulmón a los dos días, pero si sigue fumando a diario, 30 años más tarde es altamente probable que desarrolle alguna enfermedad asociada a ese consumo. De ahí la importancia de prevenir: “Los chicos que cargan con mucho peso todos los días, (repartido de manera asimétrica) sufren trastornos de la marcha y, por tanto, más opciones de tener lesiones de rodilla, espalda u otras partes, según cómo compense el peso”, confirma Luis Roche, profesor de Biomecánica y Fisioterapia Deportiva en la Universidad San Jorge en Zaragoza (España).
Más peso de la cuenta puede afectar en el aparato locomotor provocando futuras heridas en caderas, pies o espalda. Problemas que se agravarían si los nenes tuvieran ya alguna alteración de base como escoliosis (desviación lateral de la columna vertebral) o pies planos, según explican los especialistas. Incluso a la mordida, porque este mismo grupo de investigación demostró que la postura del pie influye directamente en el riesgo de padecer problemas de maloclusión (mal alineamiento de los dientes).
Cargar con más peso del recomendado, demasiado habitual
Durante el trabajo de campo, los investigadores pesaron también las mochilas que los nenes llevaron de sus casas. Más de la mitad superaban el 15 por ciento de su peso corporal y alguno llegaba incluso al 35 por ciento teniendo incluso que caminar durante un kilómetro con esa carga en la espalda.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que la mochila no supere entre el 10 y el 15 por ciento del peso, lo que en un adulto supondría una carga de entre 9 y 12 kilos.
La distancia que recorre el alumnado también es importante. Para quienes sus padres los dejen en la puerta del colegio y anden apenas unos metros, la incidencia del sobrepeso será mínima. Quienes tienen que caminar uno o dos kilómetros, notarán una diferencia mucho mayor.
Para que la mochila afecte lo menos posible, es importante que siempre esté sujeta a los dos hombros y que el broche que llevan a la altura del ombligo también esté anudado para que sea la pelvis la que asuma el peso y no tanto la espalda. Un buen reparto equilibrado hace que el peso también se comparta por ambos hombros.
¿Mochila con rueditas?
Esta es mejor pero solo en algunos casos, como cuando la carga es muy elevada. Un estudio de la Universidad de Granada demuestra que tirar de uno de estos carritos afecta mínimamente a la velocidad y la longitud de zancada. Los investigadores subrayan en sus conclusiones que “los carros podrían considerarse una buena opción para el transporte de útiles escolares”, aunque ponen el tope en un 20 por ciento del peso corporal de los chicos. El problema es que su manejo inhibe el movimiento de los brazos, que sirve para contrarrestar el de las piernas (por eso siempre que tenemos un pie adelantado, el brazo contrario está atrasado y viceversa) y eso también puede causar problemas a la larga.
Fuente: TN