Este 26 de agosto se cumplieron nueve meses desde que asesinaron al niño. Mientras la Justicia se encarga de investigar a las imputadas, su familia paterna convoca mes a mes una nueva manifestación para que el pequeño no sea olvidado.
Un día como hoy, pero 9 meses atrás, Lucio Dupuy era asesinado en Santa Rosa, capital de La Pampa. Esa fecha marcó un antes y un después, y su familia paterna no permite que su nombre sea olvidado.
“A Lucio no me lo devuelve nadie”, comenzó diciendo Ramón, su abuelo, con los ojos llorosos y algunos brazos rodeándolo, “esto lo hago para que no hayan más casos como el de mi nietito”. La manifestación se realizó en General Pico, lugar donde Lucio nació y fue criado.
A las 18:00 horas del viernes, habían tan solo 10 personas en la Plaza San Martín. Justo frente a la Municipalidad, Christian -padre del pequeño- y el resto de la familia comenzaron a colgar los globos, bajo un clima húmedo y un cielo semi nublado que de vez en cuando dejaba ver algún rayo de sol.
Unos 20 minutos después, cuando se presentaron más manifestantes, tomaron los carteles y caminaron juntos. Algunos son vecinos, otros llegaron desde lejos. Si mal no recuerdo, una amiga de los Dupuy se puso varios kilómetros a los hombros y viajó desde Villa Carlos Paz.
Dos pancartas grandes se desplegaban con la manifestación, una al frente y otra atrás. Los manifestantes fuimos dirigidos por un auto, que llevaba un parlante donde reproducía música y, de vez en cuando, una voz que recordaba por qué los 26 de cada mes esta familia lucha.
Varias personas seguían de largo, otras salían de sus casas para mirar, señalaban y -tal vez- recordaban el rostro del nene en los carteles. Una que otra pareja caminó y acompañó una cuadra. Ramón cada tanto desplegaba su mano y saludaba a alguien. Oí bocinas, y puede que haya escuchado algún aplauso, pero también vi muchas miradas llenas de indiferencia.
“Debería estar lleno, debería haber más gente”, opinó Bibiana, amiga cercana de los Dupuy y fiel a esta causa. Las lágrimas estuvieron asomadas en sus ojos durante esa hora de caminata, amenazando constantemente con salir.
Tras desplazarnos varias cuadras, la caravana culminó en la plaza nuevamente. La policía nos había ayudado a movilizarnos cortando las calles piquenses. Como dicta este ritual, fue el turno de encender las velas colocadas frente a una inmensa foto del niño, probablemente para iluminarla mientras el sol se escondía.
Silvia, abuela de Lucio, no pudo contener más el dolor y, al desmoronarse, dos mujeres corrieron a sostener su angustia. Unos pasos al costado se lo podía ver a Ramón, cuya mirada estaba bañada en melancolía y perdida en la gran imagen de su nieto que colgaba frente a todos.
Las lágrimas de Bibiana no fueron la excepción y finalmente escaparon: “Intenté ser fuerte, me prometí no llorar esta vez”, exclamó mientras se cubría el rostro. Estos casos parecen ajenos a uno, hasta que suceden y quedan los escombros.
Habían asistido varias familias con sus hijos. Los niños se entretenían con los globos y viendo el fuego de las velas. Cada tanto sus ojos se alzaban hacia Lucio; miraban atentamente la imagen, la señalaban; los que lo conocieron tal vez lo recordaron jugar, correr o reír.
No pude evitar decirle a Ramón lo que la mayoría de los presentes había opinado durante la caminata en el centro de la ciudad: “tendríamos que ser más”. Cuando se prende el megáfono, el pampeano lo toma, me mira y se expresa avergonzado por las pocas personas que se movilizaron a su lado.
“Luchamos por una Ley, queremos que no se vulneren los derechos de los niños, pero parece que no les importa a los ciudadanos”, comentó. En las calles da pelea esta familia, mientras que en el Congreso los guantes de boxeo se los pone Martín Maquieyra, el diputado que promueve el proyecto contra el maltrato infantil en honor a Lucio.
Al mismo tiempo, es José Mario Aguerrido, el abogado querellante, quien da una batalla clave en los Tribunales. No obstante, el rol del letrado parece ir más allá de lo profesional, pues también fue descrito por los Dupuy como un amigo que los escucha y contiene.
Los 26 de cada mes, todas las ciudades del país son invitadas a movilizarse. Desde Rosario suelen brindar su apoyo, por ejemplo, pero a medida que fue pasando el tiempo, aunque el caso de Lucio haya cobrado importancia a nivel nacional, en realidad se fue dejando de lado.
El próximo 26 de noviembre esta herida que comparten tantas personas sangrará nuevamente. Se cumplirá un año desde que le quitaron la vida. En esa oportunidad, se desarrollará una nueva y gran movilización en la Ciudad de Buenos Aires.
De momento, las dos detenidas están siendo investigadas como autoras del crimen. De forma salvaje e injusta se llevaron la vida del niño, pero su muerte despertó a Argentina. Alertó sobre esta problemática, tan cruel como real.
Mientras se preparan para que inicie el juicio el 10 de noviembre, también se pelea por una Ley contra la violencia infantil y se concientiza sobre esto. Al final del día, luego de una marcha y muchas lágrimas, uno entiende que en realidad no lograron llevarse a Lucio. Sigue presente, “ahora y siempre”.
Fuente: Vía País
Esta entrada ha sido publicada el 29 de agosto, 2022 10:29
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