El cambio de estrategia militar es evidente. El presidente ruso intenta triunfar en la región de mayoría prorrusa antes de buscar una salida al conflicto.
En la soledad de su despacho en el Kremlin, Vladimir Putin se mueve guiado por una obsesión: no puede de ninguna manera perder la guerra en Ucrania.
A dos meses del inicio de la invasión, el 24 de febrero, el presidente ruso cambió su estrategia militar y concentró su ofensiva en el Dombás, la región de mayoría prorrusa donde se asientan las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk reconocidas por Moscú días antes de la escalada bélica.
El plan inicial de una guerra total quedó hecho pedazos ante la inesperada resistencia ucraniana. Hoy los plazos para avizorar el fin de las hostilidades se extienden sin una fecha clara.
“En Rusia se hablaba de que la guerra iba a terminar el 9 de mayo (cuando se conmemora el Día de la Victoria soviética sobre las tropas nazis en 1945 durante la II Guerra Mundial), pero no va a concluir hasta que Putin pueda presentar la situación militar como un triunfo, aunque sea pírrico”, dijo a TN el exembajador argentino en Moscú, Ricardo Lagorio.
En ese marco, las negociaciones entre Rusia y Ucrania son hoy una pantalla polarizada para ocultar lo evidente: no habrá paz hasta que la guerra se decante hacia un lado u otro. “Y la situación actual en el terreno no tiene definiciones”, afirmó Lagorio, secretario general del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Rusia ya tomó nota de que su estrategia inicial en la guerra fue errónea. Hoy en Moscú la prensa estatal puso en movimiento una campaña de “positividad” para disipar cualquier preocupación sobre la marcha del conflicto y las duras consecuencias económicas que recaen en la población rusa.
Así, las sanciones internacionales son vistas como “una oportunidad histórica” para el empresariado nacional. Los medios estatales inundan sus espacios con “noticias positivas”, escribió el sitio independiente ruso Meduza, que transmite desde Letonia.
La prensa publica a diario historias sobre sustitución de importaciones, apertura de fábricas y aparición de nuevos productos para reemplazar a los importados que desaparecieron tras la invasión. Cada día aparecen artículos sobre nuevos emprendimientos.
En ese escenario de buenas noticias, Putin solo apunta a presentarle a los rusos una victoria militar. Por ello, la ofensiva se concentra ahora en el Dombás, donde la mayoría prorrusa puede decantar a su favor la balanza de la guerra. “Pero sería un triunfo pírrico. Una cosa es ocupar, y otra es administrar un territorio ocupado”, afirmó Lagorio.
En tanto, a dos meses de la invasión, Turquía abrió una inesperada grieta en el frente interno de la OTAN, la alianza atlántica a la que pertenece Ankara y que viene prestando una ayuda militar considerada vital a Ucrania.
El canciller turco, Mevlüt Çavusoglu, tiró la primera piedra: “Algunos países miembros de la OTAN quieren alargar la guerra en Ucrania para debilitar a Rusia”, afirmó.
En una entrevista con la CNNTürk, el ministro de Exteriores turco precisó que ”algunos países dentro de la OTAN piensan que si la guerra sigue, Rusia se debilitará. La situación de Ucrania les importa más bien poco”, condenó.
Sus declaraciones sorprendieron en el cuartel general de Bruselas, aunque no lograron esmerilar la unidad en torno al conficto. Turquía condenó la invasión rusa, pero viene cumpliendo un rol importante como mediador entre las partes. Reunió a los cancilleres de ambos países (los ministros ucraniano, Dmitri Kuleba, y ruso, Serguéi Lavrov) en la ciudad turca de Antalya y luego albergó negociaciones en Estambul.
La posición turca se mueve en dos frentes: por un lado, su pertenencia a la OTAN, pero no a la Unión Europea donde su ingreso viene siendo postergado desde hace décadas. Por el otro, Turquía y Rusia son aliados estratégicos en la región del Cáucaso sur. Moscú es uno de los principales socios comerciales de Ankara y es además su principal proveedor de gas natural.
Pero al mismo tiempo, Turquía ha tenido una profunda relación militar con Kiev. De hecho, las fuerzas ucranianas tuvieron un enorme éxito en su defensa gracias a decenas de drones de fabricación turca Bayraktar TB2, el terror de los tanques rusos.
”Teníamos la esperanza de que de la entrevista en Antalya saliera algo. Era una reunión importante para ambos bandos. Tras las conversaciones en Estambul, nuestra esperanza aumentó, pero al llegar las imágenes de la matanza (de Bucha, en Ucrania), se alejaron del acuerdo de Estambul. Por ahora siguen negociando”, resumió Çavusoglu.
Putin, en la soledad de su despacho en el Kremlin, no piensa lo mismo.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 22 de abril, 2022 06:50
Deja un Comentario