Decenas de policías, un intenso vallado y centenares de vecinos. Ese fue el escenario que se vio desde las últimas horas de la tarde de este lunes frente a la comisaría segunda de Ramos Mejía, en La Matanza. El reclamo era mayor seguridad en la zona tras el asesinato del kiosquero Roberto Saboa manos de una pareja de ladrones. Sin embargo, la protesta terminó con corridas, gases lacrimógenos y enfrentamientos con los uniformados.
Este martes, desde las 17, se realizará una vigilia en el lugar donde se realice el velatorio del comerciante.
Desde el crimen del hombre de 45 años, la localidad bonaerense de Ramos Mejía vivió momentos de tensión. Ante cada oportunidad que tenían los vecinos, las quejas, gritos e insultos a los uniformados que patrullan la zona céntrica se multiplicaron. Momentos antes de las 19, el clima ya había comenzado a crisparse, ya que la zona donde se efectuaría la manifestación contaba con decenas de policías.
El trayecto pautado era desde el kiosco donde fue asesinado Sabo hasta las puertas de la comisaría segunda, pero los manifestantes no lograron aproximarse al destacamento por un fuerte cordón de seguridad. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue uno de los cánticos que más se escuchó. Además de insultos hacia Sergio Berni y Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza.
Signados por la bronca, los vecinos buscaron derribar las vallas que impedía que se aproximen a la comisaría. Tanto los miembros de la policía bonaerense como personal de Infantería que se sumó al operativo intentaron “persuadir” a los manifestantes, por lo que utilizaron gases lacrimógenos. El resultado: corridas y enfrentamientos con los uniformados.
Ya cerca de las 22, los vecinos empezaron a desconcentrar la zona, aunque los integrantes de la policía bonaerense se mantuvieron en sus puestos con el objetivo de evitar nuevos incidentes. Asimismo, adelantaron que realizarán una vigilia, desde las 17, en el lugar donde se realice el velatorio del comerciante asesinado.
“Quiero que me devuelvan a mi hijo”. “Un hijo de puta me sacó a mi papá”. El padre y los hijos de Roberto Sabo participaron de la manifestación. Recordaron al kiosquero asesinado y emitieron un fuerte mensaje al Gobierno nacional, bonaerense, además del intendente de La Matanza: quieren Justicia.
“Desde que tengo uso de razón hay inseguridad acá en Ramos Mejía, toda la vida le tuve miedo a la muerte. Quiero que pongan más seguridad. Después se quejan de que los pibes se van del país, pero no hacen nada para que se queden. Yo ya me quiero ir del país. ¿Qué más quiero acá?”, afirmó uno de los hijos del kiosquero asesinado.
“Todos los días venía a laburar, de domingo a domingo, hace más de 25 años”, continuó el joven. Y su hermano agregó: “Él laburaba, era buena gente. Lo mataron por laburar”. Según recordó, su familia le aconsejaba que venda el negocio por la inseguridad reinante en la zona, no obstante “el kiosco era su vida”. Acompañado de sus nietos, Pedro aseguró: “Hay zona liberada en todos lados. Quiero Justicia”.
Cerca de las 14.00 de este domingo, un joven acompañado por una adolescente intentó robar un kiosco ubicado en la Avenida de Mayo y Alvarado, en Ramos Mejía. En medio del ilícito, el ladrón le disparó al dueño en la cabeza. La víctima, identificada como Roberto Sabo de 45 años, falleció en el acto.
Un testigo afirmó que un hombre (presuntamente el agresor) salió del local y se fugó en un Ford Focus color negro, la cual había sido robada a punta de pistola a un remisero. Sin embargo, chocaron el vehículo contra un árbol en el cruce de las calles Saavedra y Alvear. Tras el accidente, la pareja trató de esconderse en un supermercado, cambiaron sus ropas y simularon realizar compras. En su intento de huida le sustrajeron una moto a un repartidor, pero tras un operativo cerrojo fueron detenidos por efectivos de la Comisaría segunda de Ramos Mejía.
“Por favor, no me pidan la prisión perpetua. Me quiero morir”, afirmó Leandro Daniel Suárez, principal acusado del asesinato. Entre lágrima, el presunto asesino le pidió al fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza, que evite pedir la pena máxima, aunque se negó a declarar.
El hombre de 29 años está imputado del delito de “homicidio agravado criminis causa por el uso de arma de fuego”, robo calificado, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil y portación ilegal de arma de guerra. Calificaciones agravadas por la “participación de un menor de edad”, una adolescente de 15 años, que se estima es su pareja y que lo acompañaba como “campana”.
Suárez ya había cumplido una condena casi seis años de prisión por robo y hurto; y durante octubre fue detenido por robarle a una mujer, aunque recuperó su libertad a las pocas horas porque la víctima no presentó la denuncia.
Esta entrada ha sido publicada el 9 de noviembre, 2021 01:18
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