El científico Miguel Angel Laborde y el consultor Luciano Caratori coincidieron en que, si bien la Argentina puede ser líder en este tipo de producción energética, aún hay dificultades que sortear.
La producción de Hidrógeno Verde en la Argentina, anunciada este lunes por el gobierno en la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow, es un paso adelante en una industria con un enorme potencial a mediano y largo plazo, afirmaron a TN dos expertos en la industria energética.
“Es un proyecto a largo plazo, va a llevar 7 u 8 años como mínimo”, dijo el miembro del directorio del Conicet Miguel Ángel Laborde, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y uno de los mayores especialistas en tecnología en hidrógeno del país.
El gobierno de Alberto Fernández anunció inversiones por US$8.400 millones junto a empresarios australianos para producir Hidrógeno Verde en la mina de Sierra Grande, en la provincia de Río Negro. Se trata de la mina de hierro más grande de Sudamérica clausurada en 1992 durante el gobierno de Carlos Menem. El proyecto planea crear 15.000 empleos directos.
De esta manera se espera convertir a Río Negro en un polo mundial exportador de Hidrógeno Verde en 2030. El objetivo es alcanzar una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas anuales, que cubriría una producción energética equivalente a casi un 10% de la energía eléctrica consumida por Alemania en solo un año.
Laborde, exvicepresidente a cargo de la presidencia del Conicet, dijo que “las potencias que usan carbón para producir energía eléctrica y tienen que bajar el dióxido de carbono están tratando de comprar Hidrógeno Verde en las naciones periféricas como Argentina y llevárselo a sus países”.
“El hidrógeno se obtiene a partir del agua. Se tienen que sacar los minerales y con energía eléctrica se rompe la molécula en hidrógeno y oxígeno. Pero para que ese hidrógeno sea verde tiene que producirse con energía renovable”, indicó.
Y prosiguió: “En la Patagonia hay mucha energía eólica. Ahora hay que ver qué producción de Hidrógeno Verde se necesita y cuántos molinos eólicos hay que poner a funcionar y adecuar la red eléctrica”. Para Laborde, esta industria “tiene un gran potencial. La Argentina es el país latinoamericano que más hidrógeno utiliza en la industria química”, apuntó.
En ese sentido, mencionó que se usa en las refinerías para producir resinas en base a metanol, acero y también urea para el campo. “O sea que experiencia en la industria y en la ciencia hay. Hay gente trabajando desde hace mucho tiempo en este tema, en especial en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEFA) y en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA)”, indicó.
Laborde dijo que producir hoy hidrógeno por electrólisis del agua es más caro que hacerlo a través del gas natural. “En todo el mundo la industria que necesita hidrógeno para producir amoníaco o urea usa gas natural como materia prima. Eso emite dióxido de carbono en la atmósfera”, explicó.
Y agregó: “Hoy, según la Agencia Internacional de la Energía, dependiendo de los precios del gas natural, el costo del hidrógeno a partir del gas natural está en 0,5 y 1,7 dólares por kilo”. Pero si se utiliza energía limpia el costo se eleva a entre 3 y 8 dólares por kilo. Pero todo depende de la región en que se produzca y la disponibilidad de precios.
Luciano Caratori es consultor e investigador especializado en temas vinculados a la energía y el cambio climático en la Fundación Torcuato Di Tella. “Es un proyecto desafiante porque el Hidrógeno Verde viene a sustituir los combustibles fósiles. Como es una palabra de moda se presenta como una panacea, algo así como ´ponele hidrógeno a todo´, pero hay aplicaciones específicas que resultan más competitivas que otras”, dijo Caratori, exsubsecretario de Planeamiento Energético del Ministerio de Hacienda.
Para el experto, “hay diversos factores que deberían evaluarse para analizar el proyecto. En primer lugar el recurso, como la calidad de los vientos, el factor de capacidad del parque eólico, la disponibilidad del agua. Pero también la infraestructura para transportar el producto, almacenarlo o transformarlo en un vector distinto como amoníaco y eventualmente exportarlo”, ahondó.
En este punto, prosiguió, “el costo de capital es importantísimo y ahí estamos complicados sin inversiones extranjeras”. “Entonces estamos muy bien en recursos, pero para construir una mejor infraestructura hace falta acceder a inversiones. Y además se necesita una regulación adecuada para ese desarrollo consistente y visión a largo plazo”, indicó.
Caratori dijo que también “es clave la demanda” porque “el recurso está por encima de la potencial demanda”. En ese sentido, explicó que por un lado está la demanda doméstica para reemplazar combustibles fósiles, y por el otro la exportación. “Pareciera que la escala de exportación potencial es mayor que la escala de uso doméstico. Para el uso doméstico se necesita sustituir equipamiento que utiliza otro tipo de combustibles”, precisó.
Y concluyó: “El potencial que tiene la Patagonia es enorme. Esto pareciera ser algo que va a descollar en el mediano y largo plazo, pero es importante llegar temprano a ese mediado y largo plazo. Muchas de las cartas se juegan hoy y es muy importante empezar a moverse en esa dirección y tener una estrategia de país alineada con eso. Si podemos desarrollar mercados tempranamente parece una buena noticia que Argentina sea de los primeros en moverse en esa dirección”.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 2 de noviembre, 2021 14:13
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