Este viernes, en una semana convulsionada para el Gobierno, Alberto Fernández tenía decidido quedarse a trabajar en la quinta de Olivos. Pero a media mañana el panorama cambió, cuando el Presidente se dio cuenta que había que cambiar esa imagen de una Casa Rosada desierta, donde la actividad oficial estaba congelada por la crisis política. Así se resolvió volver a Balcarce 50 y acelerar con los recambios en el Gabinete y dar una señal para restañar heridas y mantener la gestión ejecutiva.
La gestualidad siempre dice mucho y Alberto Fernández se mostró con funcionarios de mucha confianza, de su riñón. Entró por la explanada de Rivadavia junto a Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia y amigo íntimo del jefe de Estado. Otro acompañante fue Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, por quien Alberto tiene especial aprecio y especial respeto profesional. Dato importante: ambos no son hombres del kirchnerismo. Mejor dicho, Cristina no los quiere nada.
Lo que puede inferirse de ese comportamiento del Presidente es que la forma que tiene de ir apagando tanto fuego es mostrarse con su gente, pero sabiendo que la pelea la ganó la vicepresidenta. Él no está de acuerdo con las formas y el rigor que impuso Cristina, pero admite el escenario interno y optó por no romper. Quiere mantener unido al Frente de Todos a toda costa. Es su única alternativa hoy por hoy.
Otra cuestión importante. Alberto Fernández buscará “peronizar” el Gabinete, sin que el kirchnerismo duro y La Cámpora se queden con todo. En lo posible sumar funcionarios de recambio que sean confiables, con experiencia. El fin de semana será clave para definir los nombres que en los pasillos de la Rosada han surgido: el actual embajador en Brasil, Daniel Scioli, con quien Alberto tiene una gran relación. Otro dirigente potable es el expresidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Hoy está algo relegado en la actividad política, siendo abogado del gremio SMATA. Tiene buena relación con Cristina, pero nunca fue kirchnerista. Además tiene aceptables vínculos con la oposición.
Surgieron, además, los nombres del exministro Agustín Rossi. Algo que llamó la atención por su abrupta y reciente salida del Gabinete, tras haberse plantado a Alberto y a Cristina cuando le dijeron que no participara en la interna peronista de Santa Fe. Sin embargo, su lealtad y experiencia, pesan. Mas relegados, pero también en danza, están los economistas Emmanuel Alvarez Agis y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, hombre de buenos vínculos con Máximo Kirchner. Unas horas antes, el Presidente sondeó a los gobernadores Sergio Uñac y Juan Manzur, pero ambos se habrían disculpado por sus compromisos de gestión en San Juan y en Tucumán.
Con este escenario queda una pregunta clave: ¿qué está dispuesto a entregar Alberto? Ni mas ni menos que a su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, una de las cabezas que pidió Cristina en varias oportunidades. Claro, el Presidente pretende su reemplazo con un hombre del peronismo, no un kirchnerista puro. Finalmente, la gran incógnita es qué pasará con el ministro del Interior, Wado de Pedro. En las últimas horas, todas las fuentes cercanas al Presidente consultadas por TN.com.ar dijeron que la situación era “irreversible, sin retorno”. Sin embargo, desde el otro lado, desde el cristinismo, no lo dan todavía fuera del Gobierno. Veremos. (TN)
Esta entrada ha sido publicada el 17 de septiembre, 2021 15:42
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