Hay disparos todos los días y encuentran cementerios de animales a metros de sus casas, en Corrientes. Una “moda” peligrosa que nadie controla.
Hay una forma legal de cazar un animal. Tiene reglas claras, definidas. Se puede estar de acuerdo o no por muchos motivos, pero lo cierto es que está regulada, legislada, y mientras eso no cambie, es posible realizar la actividad. Pero hay otra manera de cazar, se llama caza furtiva y vale todo. Vale meterse con un arma en una propiedad privada y abrir fuego poniendo en riesgo al dueño de casa en su propio hogar.
Ahí no importa si un animal está protegido o en peligro de extinción. Es lo mismo un ciervo que un jabalí, una mulita que un puma. Como el animal no importa, porque en este mundo las leyes no existen para los humanos, y mucho menos para el resto de las criaturas, vale depredarlos, cazarlos atrapados, de cualquier tamaño, en cualquier período, de noche con luces y miras infrarrojas, de día con rifles con silenciadores.
Todo eso pasa en Sauce, en el sur de la provincia de Corrientes. Ahí la ausencia de control, los negocios ilegales, la impericia y la falta de recursos transforman los campos en cementerios a cielo abierto y a los dueños de esos campos en presos dentro de sus propias casas. Inseguro para la gente, dramático para los animales. Un drama a la vista de todos, disfrazado de cacería.
Junto a un equipo de Telenoche recorrí la zona, hablé con los dueños de los campos afectados y pudimos registrar imágenes de los campamentos de caza, los animales muertos y todo lo que está sucediendo sin que nadie controle la situación.
Jorge, dueño de un campo en esa localidad, contó que se escuchan disparos cualquier día de la semana. “Nuestro mayor miedo es la inseguridad. No sabemos qué puede estar pasando atrás o a 50 metros de nuestra casa”, resumió en una frase inquietante. Y continuó: “Hace poco tuvimos la muerte de una niña, porque dejan entrar a menores a cazar, una cosa totalmente de locos”. Los cazadores furtivos usan armas de alto alcance, con silenciadores-lo cual está terminantemente prohibido- y nadie vive tranquilo.
Ante la pregunta de cómo hace con su familia cuando empiezan a escuchar los tiros, Alfredo, quien también tiene un campo en Sauce, respondió: “Te quedás en tu casa y te la tragás. Hace falta regular la actividad en Sauce porque hay fines de semana que son realmente complicados. Las armas son de alto alcance. Uno a veces está en el campo un fin de semana y suenan tiros por todos lados, parece que estás en Kosovo”.
Por su parte, Esteban, dueño de otra propiedad privada, guió al equipo de Telenoche por su campo y el monte, donde se encuentran animales muertos todos los días. “Les cortan las patas, y después los faenan. Se llevan los lomos y los cuartos. También se encuentran ciervos sin cabeza”, explicó.
En los espejos de agua hay restos de huesos animales, que van a morir ahí. Esteban contó que matan uno y hieren a diez. “A los ciervos heridos les agarra mucha sed, por eso van al agua y terminan muriendo ahí”, explicó.
Por la noche, con un drone y una cámara termodinámica, pudimos corroborar que había un campamento de cazadores furtivos en la zona donde no está permitido cazar. Y es común ver linternas en medio de campo. Al día siguiente se encuentran botellas, latas, papel higiénico.
Según Antonio, otro rehén en su propia casa, los controles son escasos y hay demasiados permisos para una zona acotada. Y como lo sintetizó Esteban: “Es la moda de furtivear y cazar gratis”.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 15 de septiembre, 2021 08:38
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