Ocurrió en la localidad de San Francisco. Valentina se fue una mañana de su trabajo por un malestar estomacal y recibió por la tarde a Fiorella, su primera hija. “Tenía la panza más grande, pero yo creía que era por un tema hormonal”, contó.
El martes 3 de agosto, Valentina Prata sintió algunos dolores en su trabajo y decidió retirarse a su casa para descansar. Llamó a Gustavo Contreras, su marido, para que la fuese a buscar y así viajar con mayor tranquilidad. En el taxi los síntomas se intensificaron, pero ambos supusieron que se trataba de un malestar más, de esos que se curan con algún analgésico o varias horas de reposo.
Sin embargo nada de ello sucedió. Para las 15 ambos arribaron a su casa ubicada en Córdoba, precisamente en la localidad de San Francisco. Allí, el panorama había empeorado. “Me empecé a sentir muy mal así que llamamos al servicio de emergencias y a la media hora ya estaba en el sanatorio”, explicó al diario local El Periódico.
En el lugar recibieron una noticia inesperada. “Me hicieron una ecografía y sentí un corazón que latía, pero no tuve tiempo de nada. A los 10 minutos estaba en la sala de parto y en otros 10 minutos ya la tenía en brazos a mi hija”, reveló Valentina.
Tomados de la mano se encontraron con Fiorella, que nació pasadas las 17.30 con algo más de tres kilogramos de peso. “Yo estaba en la cama con muchos dolores, creía que menstruales, pero eran contracciones. La doctora que vino a mi casa me empezó a tocar y me preguntó de cuántos meses estaba. Le dije que no estaba embarazada, pero ella me dijo que le parecía que sí. Entonces nos fuimos volando al sanatorio”, contó la flamante madre.
Y agregó: “Cuando me hacen la ecografía me dicen que tenía un embarazo muy avanzado y yo no caía. Pensaba cómo, si no tenía panza, ni síntomas; si siempre había estado bien. Así que me llevaron, pero ni siquiera sabía si iba a ser cesárea o parto”.
Contreras es venezolano y está radicado en la ciudad cordobesa desde que conoció a Valentina. Ambos se dedican a la fotografía, precisamente al diseño y la comunicación de eventos y productos.
“En estos meses me doy cuenta de que ella no tenía su período, pero es irregular y ha estado sin menstruación varios meses, entonces pensé que era normal. Y nunca tuvo náuseas, ni estuvo asqueada por algo, más bien todo lo contrario. Nosotros hicimos vida normal durante todos estos meses. Y como ella nunca presentó un síntoma que fuera muy notorio, nunca lo sospechamos”, expresó el hombre.
Contreras remarcó: “Yo siempre confié en lo que ella me decía, porque obviamente a una mujer embarazada su cuerpo le avisa. Le dije que se hiciera la prueba pero como ella estaba tan segura de que no estaba embarazada lo dejamos ahí”.
“No entendíamos nada, yo me largué a llorar, pero no de miedo, sino que estaba feliz. Ella me decía que tenía miedo y sí, teníamos inseguridad porque no nos preparamos, ni con controles médicos ni para recibirla. No teníamos nada”, explicó Gustavo, a quien le informaron -luego de la ecografía- que el embarazo era de 38 semanas.
A Gustavo se le cruzó por la cabeza todo lo que debían organizar para cuando a su mujer le dieran el alta. “No teníamos cochecito, cuna, mamaderas, nada. No nos habíamos podido preparar mentalmente ni económicamente para recibirla”, sostuvo. La ayuda llegó por parte de familiares y amigos.
Valentina rememoró cómo se enteró del sexo de su hija: “Cuando la enfermera me pone una mantita y me dice ‘si todo está bien ya te la doy’, ahí me enteré de que era una nena”. Respecto al nombre, indicó: “Más o menos lo teníamos pensado, porque siempre hablábamos, más allá de que no planificamos que ella naciera en este momento, la deseamos un montón. Hace muchos años que estamos juntos y es algo que siempre deseamos”.
“Tenía la panza más grande pero yo creía que era por un tema hormonal, porque tampoco fue una panza como las de algunas embarazadas a las que en los últimos meses se les tensa. Y hay mujeres que pasan hasta días con contracciones prenatales y ella no. Es más, el día anterior a tenerla fue dos horas al gimnasio y entrenó”, dijo Valentina.
“Me sentía un poco más gorda, pero por ahí era porque hacía unos meses que no menstruaba, que era muy normal en mí, capaz me sentía hinchada como me solía pasar. Y me habían salido granitos de acné, los síntomas de siempre, pensé que ya se me iban a ir. Y cuando la tuve sentí un alivio, y ahí me di cuenta de que tenía algo en la panza”, completó.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 17 de agosto, 2021 14:24
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