El fundador del movimiento nacional justicialista falleció de un paro cardíaco el 1 de julio de 1974, en el ejercicio de su tercera presidencia. Tenía 78 años.
A los 78 años, y mientras cursaba el primer año de su tercera presidencia -luego de haber vuelto al país tras 18 años de exilio-, un paro cardíaco, fruto del agravamiento de una cardiopatía isquémica crónica, culminó con la vida de Juan Domingo Perón, el líder que marcó un antes y un después en la historia argentina y de cuya muerte se cumplen este jueves 47 años.
Cientos de miles de personas acudieron al funeral de quien fuera presidente y también fundador y líder del peronismo.
La noticia de su fallecimiento fue dada por su esposa y entonces vicepresidenta de la Nación, María Estela Martínez (Isabelita), quien asumió poco tiempo después la Presidencia de la Nación, cargo en el que se mantuvo durante dos años más, antes de su derrocamiento por parte de las Fuerzas Armadas, quienes así daban inicio a la dictadura militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, en 1976.
El viejo líder había elegido dejar Madrid para volver definitivamente al país el 20 de junio de 1973, y de esta forma le ponía fin un exilio de 18 años.
Pero lo que debía ser una fiesta popular que iba a celebrarse en la inmediaciones del aeropuerto de Ezeiza se convirtió en un confuso y nunca esclarecido enfrentamiento: sectores de izquierda y derecha del peronismo chocaron a sangre y fuego en una jornada que dejó un saldo impreciso de muertos y heridos.
Esos hechos determinaron la renuncia de Héctor Cámpora a la presidencia, tras 49 días de gobierno, y el llamado adelantado a elecciones en la cuales el viejo caudillo se presentó en una fórmula junto a María Estela Martínez de Perón, conocida popularmente como Isabelita.
El 23 de septiembre, Perón se consagró presidente por tercera vez con el 62 por ciento de los votos. Sin embargo, la confrontación entre los sectores ortodoxos y la tendencia revolucionaria del peronismo prosiguieron y se convirtieron en una constante a partir del segundo semestre de 1973.
Dos días después de este contundente triunfo electoral, el dirigente metalúrgico José Ignacio Rucci era asesinado a balazos en las calles del barrio de Flores, en un hecho que llevó el signo de la organización Montoneros.
Paralelamente, la banda parapolicial Tripe A (Alianza Anticomunista Argentina), bajo el amparo del ministro de Bienestar Social, José López Rega, había iniciado una campaña de persecución y asesinatos contra dirigentes y personalidades identificadas con posturas de izquierda.
En medio de las tensiones entre la izquierda y la derecha del peronismo, el 1 de mayo, durante una concentración en Plaza de Mayo, Perón llamó “imberbes y estúpidos” a los Montoneros, que se retiraron en medio del discurso del líder.
En ese mismo mes, se registró una inflación del 3 por ciento; había desabastecimiento de algunos productos de la canasta básica y, ante este panorama, Perón decidió dirigirse a la población por cadena nacional de radio y TV, en el mediodía del 12 de junio.
La CGT decretó un paro en respaldo al Presidente y en cuestión de horas la Plaza de Mayo estaba llena, y en ese escenario, Perón cerró su ultimo discurso con una frase que quedó marcada a fuego en la memoria popular: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música que es la palabra del pueblo argentino”.
La salud de Perón empezó a empeorar en la ultima quincena de junio y el sábado 29, en horas del mediodía, debe delegar el mando en Isabel.
En la mañana del lunes 1 de julio de 1974, Perón recibe la extremaunción de parte del sacerdote Héctor Ponzio en Olivos y ese día a las 13.15, los médicos Pedro Cossio y Jorge Taiana, junto con los doctores Domingo Liotta y Pedro Vázquez, firman el certificado de defunción.
“Ha muerto un apóstol de la paz y la no violencia”, anunció con voz entrecortada por televisión Isabel.
La congoja popular ante la pérdida del hombre que había concedido derechos sociales y ciudadanos a los trabajadores argentinos era enorme, tanto como la incertidumbre que provocaba el vacío político que dejaba con su ausencia.
Perón es parte indiscutible de la historia argentina por haber sido quien otorgó, entre otras cosas, una serie de derechos para los trabajadores que, ya desde que ocupaba el cargo de Secretario de Trabajo -bajo el paraguas de un gobierno de facto tras la denominada “Revolución de 1943”-, le valieron ser el funcionario más popular de aquellos tiempos.
Sin entrar a discutir la dimensión de las distintas obras estructurales que se emprendieron durante su tiempo de gobernante, Perón fue rechazado al mismo tiempo por amplios sectores de la sociedad argentina, por considerarlo un Presidente que alentaba el culto hacia su persona y que prescindía de las opiniones de sus rivales, al punto de perseguirlos o ignorarlos.
En cualquier caso, derechos que hoy resultan indiscutidos como las ocho horas laborales, el goce de vacaciones, la sindicalización -sector al que Perón fortaleció-, fueron otorgados durante sus mandatos.
También, y junto a su segunda esposa, Eva Duarte (Evita), una actriz de radioteatro que se transformó en la “líder espiritual” del movimiento-, impulsó en 1947 el sufragio femenino; y hasta logró aprobar modificaciones a la Constitución, en 1949 (que permitió su reelección), que finalmente fue derogada tras el derrocamiento de su gobierno, mediante la llamada “Revolución Libertadora” en 1955.
Con información de Télam
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 1 de julio, 2021 07:21
Deja un Comentario