Las parejas que lo practican lo consideran como un “fetiche sexual” para avivar la llama de su relación. En Argentina, ya existe una comunidad digital.
Debido a la rutina, las parejas muchas veces pueden caer en un fondo sin retorno que anula todo tipo de deseo y placer. Por eso, animarse a vivir nuevas fantasías permite que la llama y el apetito sexual ardan como un fuego en medio del frío de tormenta. Y hoy, en el auge de las nuevas alternativas para parejas, el “cuckolding” (“meter los cuernos” en español) ya es tendencial global y cada vez adquiere más adeptos dispuestos a probar cosas nuevas.
La práctica es simple: consiste en que uno de los dos tenga relaciones con otra persona y luego le cuente al otro lo que experimentó. Desde detalles explícitos con susurros a la oreja hasta chats y videos que inviten a revivir el momento íntimo. También se permite que uno de los dos pueda presenciar el encuentro, cual voyerista.
Sin embargo, como todo juego sexual, también tiene sus reglas: la pareja deberá llegar a un acuerdo para saber qué cosas se aceptan y cuáles no en el acto sexual. El mismo, por su parte, deberá ser seguro, es decir, siempre se hará con protección para evitar cualquier enfermedad de transmisión sexual y de esa manera, resguardar al otro. Y la última -y no menos importante- el tercero en disputa no podrá intervenir por nada en el mundo en la relación que tenga la pareja en su vida cotidiana.
Si bien el “cuckolding” se realiza desde hace años, fue gracias a estrellas del entretenimiento mundial que cobró popularidad. El exitoso periodista televisivo de los Estados Unidos, Larry King, confesó que le gusta cuando su mujer “le practica sexo oral en los pies a otra persona”.
En la misma línea, Angelina Jolie, contó públicamente que no veía necesaria la fidelidad, lo que dejó a su ex marido Brad Pitt como un posible “cuckold” (cornudo) frente al mundo entero.
En nuestro país, los famosos del espectáculo tampoco se quedaron atrás con sus confesiones sexuales y pusieron en duda las relaciones estrictamente monogámicas.
En 2012, la modelo y empresaria María Vázquez, le admitió a la Revista Gente que se “hacía la cabeza” con Adolfito Cambiaso cuando pensaban en tener relaciones sexuales con otra persona. También el actor Nazareno Casero afirmó que suele divertirse “de a tres” con su novia y una amiga.
El caso más mediático fue el de la actriz y conductora Florencia Peña, quien no tuvo problemas en confesar que con su marido experimentan una relación libre, donde los permitidos sexuales no tienen límites. En esa línea, explicó que pueden vivirlos individualmente o simplemente compartirlos.
La cantidad de parejas que se fue sumando a este tipo de fantasías llevó al nacimiento de una comunidad digital en nuestro país, cuyo objetivo es conectar a personas que busquen lo mismo sin “rollos” ni planteos sentimentales.
Cuckolding: ¿El fin del amor monogámico?
La llegada de estas nuevas prácticas o “fetiches”, puede causar rechazo en las personas que afirman que su relación nunca necesitará de semejantes experiencias. Sin embargo, para los expertos en sexología, el “cuckolding” puede transformarse en un espacio seguro donde se liberen deseos sexuales profundos que llevan a alcanzar un acto sexual más lúdico y emocionalmente íntimo.
“Es esencial comprender que lo que podría ser humillante de imaginar, como una esposa teniendo relaciones con otro hombre, puede transformarse en algo que no es humillante en absoluto, sino tremendamente erótico”, le dijo el psicólogo David Ley, autor de “Esposas insaciables”, al sitio Psychology Today.
Para Alejandro Schujman -psicólogo, escritor, conferencista y especialista en Familias y Orientación a padres- se trata de una nueva variante de las prácticas poliamorosas que vienen cobrando más fuerza en los últimos tiempos. “El amor de pareja es, por definición, un amor egoísta y por otro lado, la fantasía es siempre polígama, casi nunca monógama. El dilema se plantea en relación a los contratos que cada pareja culturalmente realiza y cuando se corre la línea y se pasa de la fantasía al acto, ahí es donde suelen aparecer situaciones conflictivas”, analizó.
En el mismo sentido, explicó que en el último tiempo crecieron muchísimo estos nuevos acuerdos entre las parejas en donde se habilita la presencia de un tercero en las prácticas sexuales. “He escuchado muchas historias donde alguno de los integrantes termina sufriendo, justamente porque es muy difícil de manejar el egoísmo del amor de pareja y poder disociar afectivamente lo que tiene que ver con el amor y con la excitación más en estado puro”, argumentó.
Según Schujman, las nuevas generaciones seguramente empiecen a incorporar -de manera más espontánea y con menos costo anímico- estas nuevas prácticas. “La condición de salud mental que yo sugiero es que no haya ningún tipo de sufrimiento por ninguna de las partes. Cuando eso sucede, el acuerdo debe ser revisado. Instintivamente, todavía, los vínculos de pareja son vínculos posesivos y no tan generosos como los de amistad. Habrá que ver cómo evoluciona culturalmente este movimiento que es sumamente interesante”, concluyó.
Por su parte, la escritora y ensayista, Tamara Tenenbaum ─autora del exitoso libro “El fin del amor, querer y coger” ─ cree que los tiempos de hoy anuncian un cambio de paradigma rotundo entre las parejas y sus formas de relacionarse. “Nos vamos a tener que despedir de las formas de amar que ya no corren más”, afirmó la escritora al sitio Letras Libres.
Fuente: TN