“Pilu” Giraudo, cofundadora de la Red Mujeres Rurales de Argentina, le contó a TN.com.ar cómo es la realidad de las trabajadoras en el campo y por qué unirse les permitió mejorar su vida.
Este jueves 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Con el acompañamiento de ONU Mujeres, la Red Mujeres Rurales de la Argentina lanzó la campaña “Voces Rurales”, para dar a conocer la importancia del rol de estas trabajadoras -el 43% de la mano de obra agrícola- que sufren grandes desigualdades en relación con los hombres.
María Beatriz “Pilu” Giraudo, cofundadora de Red Mujeres Rurales, habló con TN.com.ar y contó cómo se formó esta agrupación que une a trabajadoras del agro de 18 provincias del país. Esta ingeniera agrónoma, excoordinadora nacional de Políticas Públicas de Desarrollo Sustentable (2016-2018) explicó que se consolidó en 2018, en el marco del Women 20, una red transnacional que reúne a mujeres líderes de la sociedad civil con el objetivo de influir en la agenda de los grupos de toma de decisión del G20, para incidir en las políticas públicas y así incrementar la participación de la mujer en las economías y sociedades de sus países.
“Generalmente estos organismos y estas propuestas hablan y llevan adelante el concepto de la mujer rural solamente con las pertenecientes a pueblos originarios, indígenas o campesinas. Para ellos, nosotras no éramos mujeres rurales y les explicamos que, no solamente lo éramos, sino que necesitábamos estar todas juntas para potenciar la acción y que podemos ser transformadoras de mujeres con entornos más vulnerables”, afirma.
Sin embargo, ese concepto fue cambiando a medida que la red se fue ampliando, Giraudo destacó el “enriquecimiento que hay con los saberes tradicionales”. Y aseguró: “Si no hubiésemos estado juntas no nos hubiésemos beneficiado entre todas”. La cofundadora de la agrupación aseguró que este “es un camino espectacular, de erradicar mitos” como, por ejemplo, darse cuenta que esas esas mujeres, con menos posibilidades, muchas veces “no viven su realidad como entornos vulnerables sino que para ellas es un tesoro”.
El proyecto comenzó como un grupo de WhatsApp, con 150 integrantes, pero se fue ampliando a una velocidad impensada y logró llegar a cada rincón del país. “Lo más lindo de la red es la horizontalidad”, destacó la referente de la agrupación.
“Esa diversidad existe, ese número existe, pero no está visibilizado. El rural es un ámbito que se relaciona con el hombre y no tanto con la mujer, somos muchas, vivimos la parte federal, estamos en el territorio y lo conocemos”, aseguró la referente del sector agropecuario, nacida en Santa Fe.
Y esa oportunidad que hoy tienen con la Red, y el acompañamiento de la ONU Mujeres, está siendo aprovechada para unificar un trabajo que plantea incluir a la mujer rural como ícono en torno a los ejes de equidad, en lo referido a la inclusión laboral, financiera y digital.
Frente a este trabajo, Giraudo destacó el papel de la mujer en el sector rural y explicó: “Tenemos una sensibilidad especial, estamos relacionadas a la administración por naturaleza, somos cuidadoras por naturaleza”. A su vez, resaltó la “capacidad innata de conectarnos con todos, de trabajar en equipo”.
La cofundadora de la Red Mujeres Rurales aseguró, en este sentido, que el rol femenino es fundamental en el sector, no solo por su trabajo en sí, sino también por “su conocimiento de la comunidad”.
Respecto a lo que significa la unión de las mujeres rurales, advirtió: “Nos sentimos muy fuertes”. Además, festejó que cada una que se entera de la Red y las contacta “tiene una iniciativa, empuja y ese empuje es muy diverso”. A su vez, señaló que estar juntas no solo las vincula, las enriquece y hace posible la acción colectiva en pos del bien común. “No solo visibilizamos, también proponemos proponemos mejores oportunidades o más cercanas”, remarcó.
La brecha salarial de género y las desigualdades
Un informe de Naciones Unidas reveló que las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. Además, resaltó que “garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades, generan resiliencia ante el clima y fortalecen las economías”.
Sin embargo, ellas también sufren las desigualdades de género, como la brecha salarial, que “en las zonas rurales llega al 40%”, o leyes y normas sociales que las excluyen, junto a un panorama económico, tecnológico y ambiental que cambia rápidamente y limita su pleno potencial, situándolas muy por detrás de las mujeres urbanas y de los hombres.
ONU Mujeres informó que en América Latina, cuatro de cada 10 mujeres trabajan en la agricultura, sin embargo, la mayoría no recibe un ingreso por su labor. Según el organismo, si estas trabajadoras agrarias pudieran acceder a los mismos recursos productivos que sus pares masculinos, la producción promedio crecería alrededor del 30 por ciento, mientras que el hambre se reduciría hasta en un 20 por ciento.
Respecto a estos datos, Giraudo explicó que se piensa que el trabajo de estas mujeres no es remunerado porque “es menor”, pero que muchas veces “hacen el peor trabajo”, como caminar kilómetros para buscar un balde de agua. “Cualquier actividad en ese rol, en lugar de realzar su valor y darle un resarcimiento, se toma como una tarea más del hogar, de su condición”, advirtió.
Y esta brecha no solo se da en los entornos vulnerables, la cofundadora de Red Mujeres Agrarias puso el ejemplo de un relevamiento realizado por Marianne, la asociación de mujeres franco-argentinas, que arrojó que en el sector rural las mujeres ocupan solo al 5% de los puestos de tomas de decisiones.
“Apuntamos a movilizar el cambio desde lo local. Mostrar cuán importante es trabajar y tomar estas decisiones con los actores reales”, subrayó Giraudo.
Un ejemplo del trabajo y el desarrollo de oportunidades es la labor de una de las integrantes de esta Red, Fabiana Menna, presidenta de la Fundación Gran Chaco en la Argentina y Responsable de género del programa trinacional Gran Chaco PROADAPT, que realizó un proyecto para fomentar el acceso a la tecnología para lugares aislados.
En una entrevista radial, Menna explicó que “se trabaja en conjunto con seis provincias del país, fortaleciendo las organizaciones de pobladores locales, comunidades indígenas y criollas, para impulsar las actividades tradicionales, la agricultura, artesanía, ganadería para luchar contra la pobreza”.
Gracias a este proyecto, Giraudo contó que “una mujer indígena, que antes no salía de su casa, hoy lidera una cooperativa de 2000 artesanas que producen y exportan al mundo sus manufacturas”. De ahí la importancia de la conectividad.
“Las artesanas aprenden cómo organizar su sistema productivo, se relacionan con el mercado, tienen su cuenta de Facebook, están desarrollando la venta online, es un ejemplo de cómo la tecnología es un impulso importantísimo”, amplió Menna.
Otro dato destacado por la ONU Mujeres es que “menos del 20% de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres”. Y agregó que las explotaciones agrícolas a cargo de mujeres oscilan entre 7,8% y 30,8% en la región, y no todas son de su propiedad. Además, que solo reciben el 10% del crédito y 5% de la asistencia técnica, en comparación con los hombres.
Giraudo admitió que hay “una brecha desde donde la mires”, con un combo de “falta de igualdad de condiciones para lograr financiamiento y asesoramiento”, así como para lograr el “acceso a las tecnologías para desarrollar la capacidad de resiliencia”.
La también presidente honoraria de Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) señaló, en relación a las mujeres con menos posibilidades, que “cuando tienen acceso a un teléfono de mejores condiciones, para tener mejor conectividad, se lo dan a sus hijos”, más allá de que éste podría servirles para potenciar su trabajo. Y resaltó que en ellas existe una “cultura de bajo perfil, humildad, de beneficiar al otro”.
En este sentido, resaltó la importancia de la conectividad y las tecnologías para los entornos rurales, ya que “vienen a suplir carencias”. Actualmente, indicó que con un teléfono celular se puede acceder a información relacionada al clima o a posibles plagas, que ayudaría a evitar perder una producción entera.
“Las herramientas son herramientas y hay que adaptarlas a cada una de las escalas. Hoy más que nunca debemos enredarnos entre todas en una verdadera acción colectiva”, aseguró y detalló: “Lo impulsamos desde las mujeres, no solo para mujeres, sino por el bien común, el diálogo, el compromiso y la acción colectiva. Valoramos la equidad de género, el ser personas diferentes, con habilidades diferentes, y potenciarnos”.
Además de, en muchos casos, no recibir un pago por su trabajo en el agro, el organismo de Naciones Unidas resaltó que las mujeres rurales “dedican más del triple de tiempo que los hombres al trabajo no remunerado”, como el cuidado de los hijos, adultos mayores, las tareas del hogar, entre otras.
La campaña Voces Rurales
“A través de la campaña Voces Rurales buscamos transmitir la diversidad de vivencias, culturas y realidades de las mujeres rurales. Decidimos hacerlo desde la voz como único recurso, para que invite a imaginarnos ese entorno, ese lugar, dejando que las tonadas y entonaciones nos trasladen a esos mundos y nos transmiten el verdadero sentir de las mujeres”, contó Yamile Niclis, integrante del grupo de Comunicación de la Red Mujeres Rurales.
La comunicadora social aseguró que, para ella, ser una mujer rural “es haber nacido y vivido en el campo, y es estar atravesada por esa realidad para siempre. Desde mi profesión como comunicadora es transmitir el sentir de la ruralidad y es seguir descubriendo esa gran diversidad que nos une y nos convoca”.
Por eso, la campaña intenta plantear la diversidad de perfiles y roles que forman parte de la Red Mujeres Rurales y dar cuenta de la importancia de la acción colectiva y la unión entre realidades diferentes y complementarias, para alcanzar objetivos en común.
Las mujeres rurales no son un grupo homogéneo: son productoras de alimentos, pequeñas y grandes productoras de alimentos, líderes en el sector agro, indígenas, artesanas, emprendedoras, investigadoras, científicas, profesionales y miembros de instituciones, de diferentes regiones del país.
Y desde la agrupación buscan potenciarlas, dándoles visibilidad y voz. A su vez, conjugan saberes tradicionales e innovadores al servicio del desarrollo sostenible y se agrupan, principalmente, a través de organizaciones que nuclean a pequeñas y grandes productoras, líderes en el sector agro, indígenas, artesanas, emprendedoras, investigadoras, científicas, profesionales y miembros de instituciones, de diferentes regiones del país.
“Nuestra motivación fue visibilizarnos, mostrar la enorme diversidad de roles, territorialidad y entornos que representamos, luego potenciarnos, y soñar con ser herramientas transformadoras para las mujeres rurales y comunidades con entornos más vulnerables”, aseguró Giraudo.
Actualmente, la red cuenta con grupos de trabajo enfocados en la conectividad, el acceso a tecnologías (TIC), educación y capacitación; infraestructura, desarrollo local y financiamiento; y buenas prácticas agropecuarias, cuidado ambiental y cambio climático. Y su principal misión es lograr el bien común, la igualdad de género y el desarrollo sostenible.
“Nos parece fundamental visibilizar el trabajo que realizan las mujeres rurales, el valor diferencial que aportan a su labor y la increíble capacidad de apoyo, articulación y solidaridad que las moviliza. Creemos que esta Red debe fortalecerse y ser un impulso para que más mujeres estén en puestos de liderazgo y toma de decisiones, a la hora de diseñar leyes, estrategias, políticas y programas vinculados a la ruralidad, la tierra y el cuidado ambiental”, señaló Paula Narváez representante de la ONU Mujeres para América Latina y el Caribe.
Fuente: TN
