Este miércoles el Indec le pondrá cifras a una realidad que el Gobierno ya admitió: la pandemia empeoró todos los indicadores sociales, que ya eran frágiles antes del coronavirus. El organismo estadístico publicará las tasas de pobreza e indigencia en todo el país hacia el segundo trimestre y, de acuerdo a distintas estimaciones privadas, podría llegar al 40% y afectaría así a casi 18 millones de personas.
El impacto de la crisis sanitaria en los índices sociales se explica básicamente en un dato publicado la semana pasada: 2,5 millones de habitantes de los grandes centros urbanos del país pasaron de estar “empleados” a “inactivos” durante los primeros tres meses de cuarentena. Esto implicó un recorte considerable en los ingresos de un grupo numeroso de hogares y fueron empujados bajo la línea de la pobreza.
La mayor parte de esas familias tenían, antes de la pandemia, un ingreso generado gracias a empleos cuentapropistas o informales. Los dos fueron sectores del mercado laboral especialmente golpeados por las medidas de aislamiento social y el desplome de la actividad económica apenas iniciada la pandemia.
El Gobierno trató de responder a un impacto como el que se esperaba sobre la pobreza con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de $10.000, que Anses pagó cada dos meses a unos 9 millones de personas. Las estimaciones oficiales hacen creer que de no haberse implementado el IFE, el aumento de la pobreza y la indigencia hubiera sido incluso mayor.
Según un cálculo que hizo meses atrás el Ministerio de Desarrollo Productivo, el de Economía y el Desarrollo Social, el beneficio habría impedido que entre 1,4 y 2,8 millones de personas caigan durante la cuarentena bajo la línea de la pobreza. Y al tomar en cuenta otras medidas sociales -refuerzo de jubilaciones y AUH, tarjeta Alimentar, entre otras- esas cifras subirían a entre 2,7 y 4,5 millones de personas.
Las mediciones privadas estiman que el número que dará a conocer el Indec este miércoles será cercano al 40%. Leopoldo Tornarolli, economista de la Universidad de La Plata y del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas), explicó “Los resultados se van a referir al primer semestre de 2020, pero ya sabemos que en el trimestre inicial del año la pobreza se mantuvo a los niveles de 2019, por lo que toda la suba será explicada por lo ocurrido en el segundo trimestre de 2020”.
Según su estimación, el primer semestre tendrá una cifra de pobreza de 40,9%. De todas formas, al analizarlo por trimestres se observa más claramente la secuencia. En el primero, el aumento del índice en relación al fin de 2019 no es considerable, por lo que todo el impacto está concentrado lógicamente entre abril y junio, el peor momento de la pandemia en términos de actividad económica. Para el segundo trimestre, entonces, la pobreza subió a cerca de 47,2%, de acuerdo a Tornarolli.
“En ese sentido, la implementación de medidas de transferencias como el IFE parece no haber sido suficiente para contrarrestar la pérdida de ingresos laborales que tuvieron los hogares de cuentapropistas e informales”, explicó el economista. El muestreo del informe de Indec de este miércoles, aclaró, solo tomaría en cuenta el pago del primer bono de $10.000.
Por su parte, Martín González Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella, calcula porcentajes de pobreza levemente más bajos. “Los datos de distribución del ingreso publicados por Indec sugieren que la tasa de pobreza del primer semestre estaría entre 38 y 39%. Esto implica una incidencia de la pobreza en el segundo trimestre de entre 42 y 43% y representa un aumento de alrededor de 7 puntos porcentuales comparado con el segundo trimestre de 2019”, dijo ante este medio.
Entre las razones que justifican ese salto en en el índice, coincidió con Tornarolli: “Este aumento se explica principalmente porque los ingresos de los deciles más bajos de la distribución crecieron muy por debajo del aumento de la canasta básica total. Este fenómeno se entiende por el aumento de los hogares compuestos por trabajadores independientes y cuentapropistas que han perdido sus ingresos como consecuencia de la política de cuarentena horizontal adoptada para enfrentar la pandemia”, apuntó.
El aumento de la pobreza fue desigual a nivel geográfico y en los distintos sectores de la sociedad. Según Tornarolli, “es posible que geográficamente muchos (de los nuevos pobres que registre el Indec) sean hogares del Gran Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires -pero particularmente GBA-, que es donde cayó con más fuerza el número de ocupados durante el segundo trimestre”.
En tanto, entre los niños la pobreza será más alta que el promedio nacional. “Los datos que tenemos sugieren que el porcentaje de chicos entre 0 y 17 años de edad que viven en hogares pobres sería de alrededor del 56% en el primer semestre de 2020 lo que implica un porcentaje de más del 60% de niños viviendo en hogares pobres en el segundo trimestre de 2020”, dijo González Rozada.
Según un informe de principios de agosto realizado por Unicef, el 63% de los niños, niñas y adolescentes no tendrá cubierta la canasta básica hacia fines de 2020, mientras que la indigencia trepará a casi 19% entre los más chicos.
Unicef estimó que antes de que llegara el coronavirus al país, la situación de pobreza entre los chicos ya era grave, porqueafectaba al 53%. Pero como efecto de las restricciones de la cuarentena que disminuyó los ingresos para una parte importante de la población, cuando termine este año unos 8 millones de niños, niñas o adolescentes quedarán bajo la línea de pobreza.
El incremento entre un año y otro sería de unos 10 puntos porcentuales, proyectó Unicef. Sobre la indigencia, en un año se sumarían unos 600.000 chicos y alcanzaría así al 18,7%. El informe también proyecta una evolución de los indicadores sociales a lo largo de 2021. En ese sentido, un cálculo preliminar indica que del 63% de pobreza en 2020 apenas se conseguiría una reducción hasta 61,3% el año siguiente.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 28 de septiembre, 2020 09:30
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