Tenía 88 años, y confeccionaba a medida los zapatos que Jorge Bergoglio usaba desde que trabajaba como rector del Colegio Máximo, en San Miguel.
Carlos Samaría, ortopedista y zapatero del Papa Francisco, murió hace pocos días en Buenos Aires. “Su ejemplo de rectitud y de buen cristiano dejó huella, y le estoy agradecido”, dijo el Pontífice al despedirlo.
El hombre, que tenía 88 años, realizaba a medida los zapatos que Jorge Bergoglio usaba desde que trabajaba como rector del Colegio Máximo, en San Miguel, hace más de cuarenta años.
A los pocos día de enterarse de su muerte, ocurrida el 1 de septiembre, Francisco envió una carta a la familia de Samaría. “Puedo asegurar que, en mi vida, su ejemplo de rectitud y de buen cristiano dejó huella, y le estoy agradecido”, sostuvo en el texto que fue publicado por el sitio Ateleia.
“Rezo por él y por toda la familia. Que Jesús lo bendiga y la virgen Santa lo cuide”, agregó en el escrito.
Samaría estaba a cargo desde 1950 del local familiar, el Grupo Ortopedia Alemana, ubicado en calle Montevideo, a metros de avenida Córdoba, en la ciudad de Buenos Aires. Fue fundada por su tío, inmigrante alemán, en 1927. Se trata de una de las empresas líderes en el rubro calzado, prótesis quirúrgicas e insumos biomédicos.
El vínculo entre Francisco y el ortopedista se mantuvo a lo largo de los años y, cuando el Sumo Pontífice aún vivía en el país, solían encontrarse y comer con frecuencia.
Según contó el propio Samaría en una ocasión, el primer pedido de Bergoglio a Samaría generó un ida y vuelta entre ambos. El ortopedista no quería cobrarle al por entonces monseñor, pero Jorge Bergoglio quiso pagar por el trabajo.
El zapatero dio detalles también en varias ocasiones sobre las preferencias del sumo pontífice y destacaba su humildad. “Nunca quería zapatos nuevos. Yo lo forzaba, pero el me decía: ‘no arréglelos, que con estos ando bien’, un poquitito porque todavía podían tener más uso, eran útiles, y otro poquitito porque el zapato viejo se amolda al pie”, contó en una entrevista realizada por Periodista Digital en 2013.
Incluso antes de que fuera designado como la mayor autoridad de la Iglesia católica, estaba preparándole un par nuevo para el invierno en Buenos Aires. En su momento, aseguró que cuando supo de su elección no pudo evitar emocionarse. “Cuando me enteré me puse a llorar como un pibe. Fue un impacto emocional muy fuerte. Pensé el Papa, un amigo, uno se conmueve”, dijo.
Tiempo después de la asunción de Francisco, Samaría lo visitó junto con su familia en el Vaticano. Debido a problemas de salud que comenzaron a aquejarlo, no pudo volver a viajar a Europa.
Los últimos dos meses los pasó internado en la clínica Suizo Argentina, ubicada en Recoleta, hasta que murió a principio de mes, sin que trascendieran mayores detalles.
Esta entrada ha sido publicada el 10 de septiembre, 2020 15:22
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