El consumo de los productos de la canasta básica cayó un 9,6% en la última semana de julio en comparación con el mismo período del año anterior, en lo que constituye la peor evolución desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio el 20 de marzo.
El deterioro del consumo a lo largo de la cuarentena queda en evidencia con el repaso de los relevamientos realizados periódicamente por la consultora Focus Market, con una brecha de 26,6 puntos porcentuales respecto del inicio del período, si se tiene en cuenta que en marzo hubo una suba del 16,6%.
Si bien la entidad dirigida por Damián Di Pace aún no cuenta con cifras definitivas del mes completo, todo hace prever que julio cerrarán en valores negativos, ya que las caídas interanuales en las cuatro semanas relevadas fueron respectivamente de 7,1%, 5%, 4,3% y el ya mencionado de 9,6%.
En la medición se comprobó que el descenso fue generalizado en todas las familias de productos, con caídas de 0,7% en los de cuidado personal, 4,9% en alimentos, 6,8% en limpieza y 15,1% en bebidas.
La evolución del consumo a lo largo de la cuarentena reconoce diferentes etapas que guardan correlación con las fases dispuestas para el aislamiento, con dos fenómenos que no pueden eludirse del análisis: la caída del poder adquisitivo a medida que se agravó la falta de trabajo en sectores no esenciales y, por otro lado, la paulatina atenuación de la necesidad de estoquearse por parte de la población.
En relación con este último punto, Focus Market remarcó que en los primeros días de la cuarentena, ante la incertidumbre sobre la duración de la pandemia de coronavirus y el temor a mayores restricciones al consumo, hubo un importante incremento en la adquisición de alimentos de la canasta básica y, especialmente, productos de limpieza y cuidado personal relacionados con la prevención del virus, en particular alcohol en gel, que tuvo un inédito auge de ventas.
Con el transcurso de las semanas, esa necesidad de estoqueo fue atenuándose, en razón de que el acceso a supermercados, hipermercados y almacenes quedó asegurado a diferencia del resto de los comercios.
Pero por otra parte, los trabajadores de empresas que no fueron consideradas esenciales (construcción, hoteles y restaurantes, textiles, calzado, marroquinería, etc) fueron perdiendo poder de compra y, en consecuencia, mermaron su consumo.
La combinación de los dos fenómenos quedó reflejada en la evolución interanual del consumo de productos masivos: partiendo de un marzo que había quebrado la tendencia negativa de la pre-pandemia con un alza del 16,6% respecto del mismo mes de 2019, en abril el aumento ya se había atenuado con un 9,8%.
La evolución positiva se mantuvo en mayo, aunque más atenuada, con una suba del 2,8%, hasta que en junio se mostró la primera caída interanual de la pandemia, con un 4,1% menos de consumo respecto de doce meses atrás.
Fuente: NA