El teléfono de Nadia Flores (36), una maestra de la peligrosa Triple Frontera de Mendoza (Godoy Cruz, Luján de Cuyo y Maipú), no para de sonar. Ha recibido más de 2.000 notificaciones en menos de 24 horas. El jueves por la noche escribió un posteo en Twitter conmovida por la carencia económica de su alumno Nahuel, quien a los 14 años calza casi 49; mide 1,90 y sus padres no tienen recursos para comprarles zapatillas de ese talle. El mensaje se viralizó y respondieron los grandes del básquet argentino, la Generación Dorada, con Manu Ginóbili, Fabricio Oberto y otros deportistas se sumaron a la campaña para ayudar a Nahuel. Fue tanta la respuesta para el chico al que sus amigos llaman “Pie Grande”, que tendrá zapatillas para todo el año.
“Llamado a la solidaridad a aquellas personas que tengan zapatillas talle 48.5. Mi alumno está asistiendo literalmente descalzo porque su familia no puede afrontar los gastos”, publicó la profe en su cuenta de Twitter con la esperanza de conseguir, al menos, un par de zapatillas. La publicación comenzó a compartirse. La primera en dar una respuesta fue “Palacios y Palacios”, una tienda de CABA especializada en ropa para hombres altos. Entre sus clientes están el Chapu Nocioni, Hugo Conte y Marcelo Tinelli. “Nosotros le vamos a enviar un par de zapatillas urbanas Nº49”, le anunciaron y parecía que la historia había llegado a un final feliz, escribió Lucas Burgoa en el diario Mdz, el primero que tomó contacto con Nadia.
Llegó el posteo al relator de básquet Carlos Altamirano que se lo compartió a uno de los campeones olímpicos, quien no dudó en ayudar a Nahuel. “Hablé con Fabricio Oberto (calza 49) y él también donara unas zapas (sic)”, adelantó Altamirano.
Tomó la posta Rodrigo Gerhardt, basquetbolista de Ferro Carril Oeste,quien también ofreció un par de zapatillas y sumó a jugadores de la Liga Nacional de Básquet. Los utileros de Atenas de Córdoba se prendieron a la movida: todos avisaron que van a colaborar con zapatillas y ropa deportiva.
Nahuel tiene seis hermanos, dos de ellos discapacitados a los que ayuda a cuidar. Su familia hace un gran esfuerzo para que sus hijos continúen estudiando. La escuela a la que concurre en el Gran Mendoza, atiende los casos más vulnerables, desde chicos en situación de violencia, carencias económicas y hasta en guarda judicial. Los docentes conviven a diario con esta realidad que duele y es importante visibilizar. “Se que no basta para cambiar las estructuras, pero hoy alcanzó. Somos el amor que damos, al fin y al cabo, es lo único que vale la pena”, escribió Nadia, emocionada ante tantos que quisieron ayudar. Y cuando regresaba en micro de dar clases, por teléfono, la docente le cuenta a Clarín: “Los compañeros me habían dicho que Nahuel no venía a clases porque estaba descalzo. Nadie de mi entorno calza ese número y tuve que recurrir a la solidaridad de mis contactos en las redes”. Entonces describe a su alumno: “Es super tímido y un ´sarmientito´, que nunca falta al colegio. Por eso, me llamaba la atención su ausencia. Ahora, está algo impactado por la fama repentina, le da mucha vergüenza”.
Nahuel ama los deportes. Juega al fútbol con sus amigos del barrio en Godoy Cruz. No concurre a ningún club y su mamá tiene miedo de enviarlo al polideportivo por “razones de inseguridad” de la zona donde vive. Es fanático de la Lepra, Independiente Rivadavia de Mendoza. Conoce al básquet por Internet y porque alguna vez le hablaron de este deporte en las clases de gimnasia de la escuela. Nunca nadie lo alentó a probarse en ese deporte donde la altura juega a favor. Ahora la Federación Mendocina de Básquet ha prometido becarlo y evalúa esa oportunidad para otros compañeros de Nahuel que quieran jugar.
L a noticia de Nahuel pasó de las redes a los portales de noticias. Y llegó a los funcionarios de la Dirección de Escuelas y a su comunidad educativa. Por eso, esta mañana, el chico pudo ir a la escuela con unas zapatillas talle 46, donadas por la directora de la escuela CEBJA N° 3-114 de Godoy Cruz, pero hubo que cortarlas y luego remendarlas para adaptarlas al tamaño de sus pies. Ahora que “hasta Manu Ginóbili” les escribió, según contó Ruth, su hijo recibirá varias encomiendas con zapatillas y ropa de su porte.
Cuando comenzaron las clases, Ruth Acevedo, la mamá de Nahuel, fue al colegio a pedir que le “guardaran el banco” a su hijo hasta que el zapatero le pudiera arreglar las únicas zapatillas que tenía. “Esas igual le quedan chicas”, contó la mamá. Admitió que era muy difícil comprarle unas zapatillas nuevas, cuestan más de 8 mil pesos. “Es adolescente y quiere usar lo mismo que usan todos pero como calza casi 49 es muy difícil”, dijo entonces Ruth.
La familia habló con la profe Nadia que no se quedó a esperar y apeló a la emoción con un simple posteo, que en estos tiempos es como lanzar un triple de media cancha y embocarlo.
Fuente: Clarín