El 25 de octubre pasado un violento robo dejó a María Laura Ferreyra en estado vegetativo. La mujer, de 42 años, iba en moto por las calles de San Francisco, en Córdoba, cuando un ladrón intentó arrebatarle la cartera y la tiró al piso. Su cabeza golpeó contra el suelo y ya no volvió a abrir los ojos. Desde entonces su familia se dedicó a esperar un milagro, y ese milagro llegó el domingo.
El pronóstico de los médicos había sido un golpe difícil de digerir. En un principio, le explicaron a la familia que María Laura podía entrar en muerte cerebral y llegaron incluso a sugerirles la posibilidad de donar los órganos.
Después de 15 días tuvo la primera señal. Una tomografía demostró que la mamá de sus tres hijos tenía actividad neurológica.
Este fin de semana, sin embargo, le tocó ser testigo de la escena más conmovedora cuando su hija más chica fue a visitarla, se sentó a su lado en la cama y reprodujo con la boca el sonido que solía hacer cada vez que tenía hambre. Fue cuando ocurrió el verdadero milagro.
María Laura se levantó la bata y empezó a darle el pecho a su hija. “Fue mágico, único. Llorábamos todos. Ver cómo se abrazaban, ese instinto de madre, fue único“, recordó emocionado su esposo.
TN