A pesar de que el dólar se mantuvo estable durante todo mayo, este sábado comenzó a regir un nuevo aumento en el precio de los combustibles. En este caso, el incremento responde a un ajuste en un impuesto que forma parte del precio de las naftas y que derivó en una suba del 1,5 por ciento en las estaciones de servicio de YPF y Shell.
Desde el primer día de julio subirá el arancel que grava al carbono y a los combustibles líquidos, que se incluye en el precio de las naftas y se ajusta por inflación. Según la variación de los precios minoristas, ese tributo tendrá un aumento del 11,8%, que impactará un 1% en los importes de los surtidores. En realidad, este impuesto iba a subir desde el 1 de junio, pero se decidió postergarlo por 30 días. Esto produjo una suba menor en el precio, que hubiese alcanzado el 5%.
Las compañías estiman que el atraso en el precio de los combustibles respecto al valor internacional y el tipo de cambio va del 6% al 20%. La estabilidad del dólar del último mes, afirman, colaboró en que el ajuste en los surtidores no fuera incluso más fuerte. De hecho, el valor del dólar creció 17,8% desde enero, mientras que la nafta subió 13,5% desde principio de año.
Desde una de las compañías privadas se expresó que “una decisión de aumento de precios está muy condicionada por la situación recesiva del consumo de combustibles, y por el peso de YPF que maneja casi 60% del mercado y obliga al resto de los jugadores del sector a estar supeditados a sus movimientos”.
Fuente: TN.com.ar