Desde el próximo sábado, regirá un aumento en un impuesto que pagan los combustibles. Y las petroleras trasladarán ese incremento a los surtidores.
El impuesto que subirá a partir de junio es el que grava al carbono y los combustibles líquidos, que se incluye en el precio de las naftas. Ese aumento tendrá un impacto del 1% en los importes en los surtidores. Pero además, habrá encarecimiento adicional por la inflación y la devaluación del dólar frente al peso. Eso provocará una suba cercana al 3%, aunque dependiendo de la aplicación del impuesto puede llegar al 3,5% o casi al 4%.
En marzo, cuando fue la última revisión de los impuestos a los combustibles, la secretaría de Energía -bajo la órbita del Ministerio de Economía- desdobló el incremento impositivo en dos tandas (una parte en marzo y otra en abril). En el sector estiman que ahora puede suceder lo mismo: una parte en junio y otra en julio, aunque el Gobierno no hacen comentarios al respecto.
La idea de las compañías es aumentar durante el próximo fin de semana, ya que la suba impositiva rige desde el 1° de junio.
Desde la industria advierten que el retraso del precio de los combustibles va del 6% al 20%. Dijeron que “el precio de los combustibles aumentó un promedio del 13,5% entre enero y mayo, mientras que la devaluación del peso frente al dólar fue del 19% en ese mismo período». «Eso significa que estamos, al menos, un 5% atrasados en los valores de los productos», agregaron.