A una nena de 11 años la violaron y quedó embarazada en Tucumán. En la semana 16 de gestación, pidió, junto a su madre, que le practicaran un aborto, ya que en esos casos, es legal desde el año 1921. Por razones que las autoridades no terminan de aclarar, la práctia se demoró hasta la semana 23. En la madrugada de este miércoles, fue sometida a una cesárea por tres profesionales externos que fueron convocados porque nadie en el sistema público de Salud quería hacerlo. En una entrevista con TN, el cirujano que la operó cuestionó la actitud de las enfermeras que la atendieron y dijo que tanto él como su esposa estuvieron “en soledad” para asistir a la paciente.
José Gijena relató la manera en la que encontró a la nena que estaba internada en un hospital público.”Es una nena de 11 años con sus genitales inmaduros y, por eso, no iba a ser posible el parto”, comentó.
El médico recordó que lo convocaron alrededor de las 21 del lunes. Cuando llegó a la habitación, encontró a la menor junto a su madre: “La vimos jugar con juguetitos de plásticos y, al vernos a nosotros, se asustó. Nos dijo que quería hacerlo pero que le tenía miedo a las agujas. Todo el tiempo se abrazaba con la mamá“.
El cirujano contó que les explicaron cómo iba a ser la operación y que, luego de esto, las dos ratificaron la intención. Todo fue ante la presencia de dos testigos, la jefa del servicio y el psiquiatra que la asiste.
El problema ocurrió después. Gijena cuestionó la decisión de quienes tenían que asistir en la operación y que dejaron sus puestos. “Cuando logramos el contacto con la niña decidimos la vía de terminación del embarazo y fuimos al quirófano. Ahí nos dimos cuenta que las instrumentadoras declararon la objeción de conciencia y se fueron. Sentimos una soledad tremenda, pero no podíamos dar un paso atrás”, comentó.
Junto a él también estaba su mujer, Cecilia Ousset, que fue hasta el lugar como ginecóloga pero solo para hacer acompañamiento debido a la situación dramática que había. “Mi mujer iba solo a acompañar. Cuando las enfermeras se van, ella se convirtió en una instrumentadora quirúrgica para terminar con la tortura de la nena”, reveló.
Acerca de la situación previa, Gijena dijo que “hubo un hermetismo exagerado” y que no le dieron información sobre el proceso de tratamiento psicológico que tuvo la chica hasta el momento de la cesárea.
“Es como esta niña hubiera estado bajo custodia. La actitud que tuvieron los profesionales que estaban ahí fue de espectadores. Colaboraron parcialmente. Fuimos tres personas en soledad asistiendo a la nena. Había que respetar el derecho de la niña y de la madre, que había manifestado la interrupción legal del embarazo, contemplado por la ley“, concluyó.
Fuente: tn.com.ar