Cristina Kirchner se presenta en Comodoro Py ante el juez federal Claudio Bonadio por la causa de los “cuadernos de las coimas”, en la que está involucrada por menciones en las anotaciones del exchofer de Roberto Baratta Omar Centeno y por declaraciones de investigados, algunos de ellos arrepentidos. La Justicia sospecha que la expresidenta era la jefa de una asociación ilícita que recibía sobornos de parte de empresarios energéticos y de la construcción vinculados a la obra pública para financiar las campañas electorales de ella y de Néstor Kirchner. Según los cuadernos, además, se quedaban con el dinero.
En una de las anotaciones, del 6 de mayo de 2013, Centeno consignó que había dejado de registrar detalles del circuito de coimas por temor a que lo detectaran. Aunque aclara que volvió a hacerlo al citar una reunión entre el exministro K de Planificación Federal Julio De Vido, Baratta y Cristina, la exmandataria “los instruyó para que sigan recaudando de las empresas para las próximas campañas electorales”.
En su declaración como arrepentido, Centeno dijo que Cristina aparecía “vestida de jogging” en las reuniones en las que Baratta le entregaba bolsos con plata a Néstor y a su su secretario privado Daniel Muñoz. “Se la veía a ella (por Cristina) en jogging que cruzaba desde la casa donde vivía hacia el chalet donde habían dejado el dinero”, indicó ante la Justicia.
El exchofer dijo además que después de la muerte del expresidente, en octubre de 2010, hubo cambios en el circuito del traslado de las coimas, consigna Clarín. Baratta dejó de llevar la plata al departamento en Recoleta: primero la trasladaba a su propiedad en Belgrano y luego iba junto a Centeno a Olivos, donde la expresidenta vivía con su hijo Máximo Kirchner.
No se trata de la única declaración que involucra a la exmandataria en la causa. A través de un escrito, su exjefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina reconoció ante la Justicia que recibía plata de empresarios para la campaña electoral de 2013, aunque aclaró que entendía que se trataba de “aportes de privados, que eran voluntarios y de ninguna manera exigidos bajo coerción”.
La Justicia además secuestró pendrives de un asesor de Abal Medina que tienen datos sobre “campañas sucias” e involucran a Cristina. Estaban en una propiedad del excoordinador técnico de la Jefatura de Gabinete Martín Larraburu, tienen datos sobre “campañas sucias” y los nombres de candidatos destacados del Frente para la Victoria, además del de la exmandataria, como reveló Ya somos grandes.
El empresario arrepentido Carlos Wagner, uno de los hombres de negocios más importantes durante el kirchnerismo, también involucró a la exmandataria en su declaración ante la Justicia. Wagner fue presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, consiguió contratos de obra pública por $ 7 mil millones con su empresa ESUCO y su nombre aparece en los cuadernos. En su presentación del viernes pasado ante el fiscal federal Carlos Stornelli dijo que tanto Cristina como De Vido sabían de los pagos irregulares que contratistas de obra pública le hacían a Baratta.
“Todos sabían que yo era el amigo de De Vido. En 2004, el arquitecto me citó en su despacho y me dijo que por orden del presidente (Néstor Kirchner) debía garantizar en forma personal el éxito acorde a los intereses del gobierno en las licitaciones públicas que se llamaron a partir de ese momento, fundamentalmente en el rubro vial, que tiene mayores montos y más significativos. Porque la obra pública -me dijo-, iba a ser uno de los métodos de recaudación de dinero para los gastos políticos”, declaró Wagner ante Stornelli, según consigna La Nación.
La acusación de Bonadio
La senadora de Unidad Ciudadana se presentará a las 10 ante Bonadio. Se espera pase fugazmente por Comodoro Py, ya que solo presentará un escrito, como ya hizo por otras causas en instancias anteriores. El juez sospecha que la exmandataria encabezó junto con Néstor Kirchner, De Vido y Baratta una asociación ilícita dedicada a pedir sobornos y retornos millonarios a empresarios de obra pública.
Según indicó el magistrado en su acusación, la finalidad fue “organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal con el objetivo de enriquecerse ilegalmente y de utilizar parte de esa plata para cometer otros delitos”.
En esta nueva ruta de dinero K había cuatro lugares de recepción fijos, que aparecen en los cuadernos de Centeno: Uruguay 1306, Juncal 1411 (las dos entradas al edificio de los Kirchner), la Quinta de Olivos y la Casa de Gobierno. Para el juez, los ocho cuadernos que escribió el remisero son “verdaderas bitácoras del delito”.
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