Juan Rodríguez es un alumno del Centro Luis Braille que muchos definen como un gran ejemplo.
Él perdió la vista total a los 21 años. Desde ese entonces, en el año 1991, tuvo que adaptarse a una nueva vida. “Primero perdí un ojo y después ya perdí la vista del todo. Me costó bastante y tuve que aprender el sistema de lenguaje Braille y a usar bien el bastón blanco para lograr mi independencia”.
Además de ser operario en la institución que fabrica escobillones, bolsas de residuos y perfuminas; hace actividades extra que son un gran desafío para él.
Practicó atletismo, hace pintura, bailó tango y actualmente hace patín artístico. “Quería saber qué se sentía andar en patines siendo ciego. Me contactaron con la profesora que Roller Dreams y me dijo que sí era posible. Ella debía aprender cómo guiarme a mí y yo, al mismo tiempo, aprender a seguir los pasos que ella me indica. Es una experiencia muy linda”, confesó.
Juan se define como una persona carismática y soñadora. “Siento que soy un soñador porque todo lo que alguna vez me propuse, lo logré”, dijo.