Humberto Berterech, un cubanitero que conoció su profesión de casualidad

Humberto Berterech, es cubanitero hace 38 años. Fue despedido de la termoeléctrica, por su discapacidad visual, pero instantáneamente después de ese hecho, un hombre inglés le ofreció trabajo, en una fábrica de cubanitos, de la que nada sabía, pero que terminó siendo su verdadera pasión.

Es oriundo de Tres Arroyos, pero bahiense por adopción, lugar al que llegó cuando tenía 4 años, ya lleva muchos años trabajando en pleno centro bahiense, en Donado y Brown. Una esquina que le dio su fiel clientela y que además disfruta, no solo por la venta de su producto, sino además por la sonrisa de los niños y las conversaciones con sus padres. Trabaja desde el 1ro de marzo al 31 de diciembre, en el horario de 10 a 20.30 hs. Y los domingos junto a su carro, está de de 13 a 20 hs.

Cuenta que generalmente entre las 16 y las 18 hs. se llena de gente. “Debe ser porque es el horario del mate, de la merienda”.

Su récord de venta fue cuando trabajaba en el Parque Independencia, cuando llegó a sacar 2 mil cubanitos. Algo que ni siquiera pudo superar en la Fiesta del Cubanito, hecha recientemente en la ciudad. “El día de la fiesta, siendo un cubanitero de experiencia, no tuve la precaución de la gran cantidad de gente que se acercaría y se me acabó el dulce de leche, cuando ya había vendido 800”, sostuvo Humberto.

Con respecto a la estación del año, que la gente suele elegir el cubanito, le dijo a Canal Siete, “Vendemos calorías y por lo tanto, en invierno se dan las mayores venta, pero hay algún despistado que suele en verano, comer cubanitos, como si fuera helado”.

Sostiene que el cubanito de chocolate negro, es su fuerte y especialidad, además vende el cucurucho con pochoclo y las mielcitas, productos que algunos memoriosos se acuerdan de haberlos comprado en los recreos de la escuela.

Por último este hombre que nació con una discapacidad en su visión y que eso le cerró algunas puertas para continuar en el mundo laboral en relación de dependencia, se define a si mismo, como un hombre que se levanta siempre con una sonrisa y que vive la vida con alegría.