Aldo Gamboa, tiene 57 años y hace casi 30 años es canillita. Se instaló en 1999 en la esquina de Charlone y Castelli, en la que forjó amistades, y una clientela que con el tiempo empezó a mermar por la explosión de la tecnología, entre otros factores.
Oriundo de Rufino (Santa Fe), pasó por Mendoza y se crió en Capital Federal, hasta que un día lo echaron como trabajador del ferrocarril y tuvo que salir a buscar un nuevo rumbo.
Por eso en 1993 empezó a vender el diario en la calle, por idea justamente de la persona que en aquel entonces le repartía el diario a él. “Hubo épocas que me sentía un jeque árabe, porque repartía más de 300 diarios por días, y practicamente no necesitaba tener el escaparate”.
Luego un cliente, al saber que andaba por el barrio repartiendo los ejemplares, lo invitó a que se instale en una tradicional esquina bahiense, a metros del Club Pacífico.
Anécdotas y muchas historias por contar, pero recuerda una que pese a que pasaron 15 años, la sigue teniendo presente, porque afortunadamente la puede contar. “Una camioneta se vino contra el escaparate y casi nos mata, a mi mujer embarazada y a mí. Cuando le dije que me sacara la Meriva de encima, me dijo que no podía porque tenía que esperar al seguro. Fue el peor momento que viví, casi veo la muerte”.
Un canillita, que aún sufre por la perdida de Buddy, su perro goldén que durante varios años lo acompañó y hasta se hizo famoso porque le repartía el diario a los vecinos de la cuadra, desde aquel entonces, en 2018 cuando falleció, prefirió no volver a tener mascota porque lo sufrió mucho.
Se define como un “tipo común”, que le gusta charlar con la gente y siempre menciona que no lo toma como un trabajo, porque disfruta lo que hace. Aunque por momento se pone a pensar que labor podría haber hecho. Actualmente ante la baja de ventas, parcha bicicletas y también hace mantenimiento en distintos domicilios que le piden algunos vecinos.
Esta entrada ha sido publicada el 16 de mayo, 2023 15:31
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