Telenoche puso al aire la segunda parte de la entrevista a Máximo Thomsen, uno de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa, a la salida de un boliche en Villa Gesell, en enero de 2020. El exrugbier habló con Rolando Barbano de su vida en la cárcel, del primer encuentro con su madre tras el asesinato, de su misteriosa novia y de lo que más extraña del afuera.
“Extraño a mi familia, mis amigos, poder hacer las cosas que me gustan, trabajar con mi papá. Él siempre me manda ‘te necesito’ y mi mamá también. Extraño mucho”, aseguró Thomsen al referirse a su vida en la Alcaidía Melchor Romero.
Thomsen dijo que el encierro “es horrible”, y que el resto de los presos “lo señala y le grita cosas”. “Lo único que te da cierta fuerza para poder sobrellevar todo lo feo es que tenemos visitas una vez a la semana y es lo que más esperamos nosotros”, comentó.
Sobre los padres de Fernando Báez Sosa, les pidió perdón y dijo que reza todas las noches para que el joven de 18 años “descanse en paz”.
Los momentos más destacados de la entrevista a Máximo Thomsen
-¿Qué hiciste vos después del ataque a Fernando? ¿A dónde fuiste?
Yo fui a la casa a cambiarme porque estaba ahí cerca y tenía hambre. Siempre terminaba de salir y me daban ganas de comer.
-¿Por qué te cambiaste de ropa?
Porque quería estar más cómodo, yo tenía rota la camisa, estaba medio impresentable y quería ir a cambiarme con la ropa de playa para estar más cómodo.
-¿Tenías sangre de Fernando en las zapatillas?
No, no, me di cuenta después, cuando entraron en la casa (la policía), pero en ese momento ni idea, yo me cambié, dejé las zapatillas ahí donde tenía todas las zapatillas y me puse las ojotas y salí.
-O sea, para vos era una noche bastante normal, dentro de todo, más allá del incidente que habían tenido.
Sí, salí, hubo un problema, una pelea, volvimos, y nos fuimos a comer para después acostarnos a dormir y empezar otro día.
-En un momento Lucas Pertossi les manda un audio al grupo y dice “caducó”
Yo ese mensaje lo escuché en el juicio, porque en ningún momento agarré el celular, porque todavía estaba mareado, yo solo quería ir a comer y acostarme a dormir. Tenía el celular en el bolsillo y no abrí los mensajes.
Vos decís ‘no lo escuché’, pero cuando fuiste a McDonald´s, ¿Lucas no te comentó que había muerto Fernando?
No, no que había muerto. Cuando salimos él me dice que algo malo había pasado porque estaba la ambulancia y como lo vi preocupado, le dije que podía haber sido algo de la otra pelea, la de la esquina, o cualquiera. Ahí se relajó un poco y seguimos caminando al McDonald´s. Pero para mí en lo que entraba algo grave era que un chico estuviera en el hospital, no veía otra gravedad, porque no lo tenía presente y le dije ‘si pasó algo grave, mañana vamos al hospital o a la comisaría’, pero fue muy rápido, para mí todo fue en un abrir y cerrar de ojos.
-Cuando llega la policía surge el nombre de Pablo Ventura, este chico que remaba en Zárate que no tenía nada que ver, pero que fue involucrado en el crimen y fue detenido. ¿Fuiste vos el que lo acusó a Pablo Ventura?
Yo no sé si en ese momento lo veía como acusar porque no entraba en conciencia de lo que estaba pasando realmente. Y yo me acuerdo que cuando estábamos en el piso con los precintos atrás, yo me puse a vomitar, estaba como confundido, no entendía qué estaba pasando y había un comisario que me llevó para un apartado, con creo que era un policía y me sacan los precintos y me empiezan a hacer preguntas, me empiezan a decir que estaban buscando otra persona, que había uno más, que les diga, que ellos me iban a ayudar en el juicio. Y me empezaron a decir que esto podía tener una pena de 25 años o de 20, que era grave y yo me empecé a asustar.
Me acuerdo que me temblaban las piernas y en ese momento di un nombre de alguien que no lo pudieran vincular con nosotros, que fuera alguien que nada que ver a nosotros y tiré un nombre por tirar. No porque tenga algo en contra de él. Es más, esperaba el momento para poder pedirle disculpas porque entiendo que pasó cuatro días preso sin tener absolutamente nada que ver.
¿Te arrepentís?
Sí, cien por ciento. Y yo nunca me quise esconder. A mi mamá siempre le dije lo mismo, desde el primer día hasta hoy que le sigo diciendo lo mismo porque no me gusta mentir.
“Me arrepiento de haber culpado a Pablo Ventura”
-¿Y qué le dijiste a tu mamá? ¿Cómo fue verla?
Fue difícil, horrible, porque era un lugar muy chico. Yo primero no quería que viniera, no quería que pasara por todo esto. Cuando entró, me abrazó y estábamos ahí y yo le dije, porque mi mamá no quería creer, ella quería creer que yo no había sido, que yo estaba lejos, y yo le dije ‘no mami, yo estuve ahí, yo participé, yo pegué’, y le dije ‘perdón’, aunque a esta altura el perdón ya no es suficiente.
-¿Qué sentiste cuando te leyeron la condena a prisión perpetua?
Fue algo horrible. Cuando escuché lo que dijeron, empecé a sentir hormigueo en todo el cuerpo, no me sentía bien. Yo ya no estaba escuchando porque escuché eso y se me vino el mundo abajo.
-¿Qué sentís que se te adjudica y que no hiciste?
De tener intención de matarlo. A mi jamás se me hubiese cruzado por la cabeza. Hasta el día de hoy no lo asumo, no entiendo cómo tampoco la gente puede pensar tan fácilmente que uno tuvo intención de matar a una persona. La vida es lo más preciado que tenemos, no es algo que se decida de un momento para otro, no tiene que estar en la cabeza de nadie.
La vida de Máximo Thomsen en la cárcel: del vínculo con los rugbiers a los gritos de los otros presos
-¿Cómo es tu día a día hoy en la cárcel?
Tenemos cuatro horas de patio que salimos y compartimos con el resto de los detenidos, es horrible porque estás mucho tiempo encerrado y lo único que te da cierta fuerza para poder sobrellevar todo lo feo, es que tenemos visitas una vez a la semana y es lo que más esperamos nosotros, poder ver a nuestra familia. Uno lo sobrelleva de la manera que puede, pero por lo menos lo estamos sobrellevando y eso es lo que a uno le da fuerza y decir ‘tengo que luchar por estar con ellos afuera’.
-¿Los otros presos los señalan? ¿Ustedes son un grupo al cual los otros presos los tienen marcados por ser los rugbiers o los asesinos de Fernando?
En nuestro pabellón no nos ven así, porque hablando con nosotros más o menos se dan cuenta y siempre nos dicen ‘eso me pudo pasar a mí tranquilamente, yo me he agarrado a puñaladas’. Siempre nos dicen esas cosas. En otros pabellones sí nos señalan, a mí me gritan y esas cosas.
-¿Vos con quién dormís en la celda?
Con Blas Cinalli.
-¿Hay discusiones entre ustedes?
No, no.
Fuente: Eltrece