El 5 de septiembre de 1946, hace 77 años, nacía una de las mayores leyendas del rock: Freddie Mercury. Su historia de éxito con Queen, que se convirtió en una de las bandas más importantes del género, no estuvo libre de polémicas. El cantante, cuando ya estaba enfermo, recibió la traición de un novio despechado que buscaba hacer negocios con él y lo vendió por miles de libras.
Paul Prenter era un humilde trabajador que se desempeñaba en la radio Downton, de Belfast, y pasaba discos por la noche. Su vida cambio cuando conoció a Freddie Mercury en 1975, en ese momento el vocalista y compositor ya era toda una eminencia. Se pusieron en pareja y más tarde se convertiría en su mánager personal.
Aquel primer encuentro con el cantante nunca se esclareció, una hipótesis afirma que se vieron en un bar, mientras que otra señala que comenzó a trabajar como asistente para el mánager de la banda y así se conocieron.
Lo cierto es que el amor floreció y Freddie le compartió sus mayores secretos. La confianza en Paul, como es usual con una pareja, era ciega. Al principio, Prenter era tan solo un amante. Mercury se encontraba en pareja con Mary Austin, a quien dejó en 1976 cuando admitió su orientación sexual. Un año más tarde, oficializaría su nueva relación para los integrantes de su círculo íntimo.
Brian May, John Deacon y Roger Taylor, los miembros de Queen, miraban de reojo a Paul, a quien creían una mala influencia para Mercury. El guitarrista, de hecho, le atribuye uno de los mayores fracasos de la banda. Hot Space, disco que salió en 1982, no tuvo el mismo éxito que sus antecesores. La motivación de Freddie por hacer “algo distinto” habría sido influenciada por su pareja, según el guitarrista.
La relación entre Paul Prenter y la banda se tensaría aún más. El ahora mánager del cantante buscaba hacerle firmar un contrato para lanzar un disco solista, separándose de Queen. Aquello se convirtió en realidad, luego del aislamiento de Freddie Mercury, en donde dejó de tener contacto con sus compañeros temporalmente y se dedicó a la grabación de “Mr. Bad Guy”, su primer y único disco en solitario cuyo acuerdo con CBS Records estuvo valuado en seis cifras.
El regreso de Queen y la traición de Prenter
El cantante de Queen daría un giro en su vida cuando dos personas cercanas a él fallecieron de sida, la enfermedad infecciosa causada por el virus de inmunodeficiencia humana, que años más tarde también causaría su muerte. Dejó de lado los vicios y las malas juntas. Ese concepto incluía a Paul Prenter.
En ese contexto, la banda británica regresaría a los escenarios para participar del Live Aid. Un concierto benéfico al que Prenter no quería que su pareja asistiera, por lo que no le habló sobre la oferta. Por ese motivo la relación terminó de romperse.
Tras idas y vueltas, todos los integrantes dejaron de lado sus diferencias, se juntaron tan solo una semana antes del evento a ensayar y el resultado fue excepcional: los 20 minutos repletos de éxitos son calificados como una de las mejores actuaciones en vivo de Queen y Freddie Mercury.
Prenter ya no estaba más junto al cantante, que había conocido a su nueva pareja quien lo acompañaría hasta el final de los días: Jim Hutton. Pero su ex novio, despechado, no dejaría pasar una última oportunidad para hacer negocios. En una época donde la homofobia aún era moneda corriente, Paul reveló todos los secretos de Freddie a la prensa por 32 mil libras. The Sun haría tres tapas de diario en 1987 con sus declaraciones.
Si bien la sexualidad de Freddie Mercury era sospechada, nunca había sido oficializada. Su ex novio fue el encargado de despejar todo tipo de dudas: “Era más probable que lo viera caminar en el agua que salir con una mujer. Cuando comenzaron a morir sus amigos, Freddie supo que su vida salvaje tenía que parar”, reveló.
En declaraciones al mismo periódico, agregó: “Freddie me dijo que su primera relación homosexual fue cuando estaba en la escuela en India, cuando tenía 14 años. Cuando estábamos de gira había un hombre distinto cada noche, probablemente se iba a la cama a las 6-7 am, pero rara vez solo”.
Prenter también dijo que el líder de Queen no tenía sida. Lo que no sabía es que Freddie descubrió su diagnóstico ese mismo año. Hutton, la última pareja del vocalista, reveló en su libro “Mercury y yo” que el ex mánager intentó llamarlo para excusarse, pero no recibió respuesta del cantante, quien nunca lo perdonó.
En agosto de 1991, Paul Prenter fallecería de sida. Quebrado y olvidado en su intento por conseguir fama. Tres meses más tarde, el 24 de noviembre de 1991, Freddie Mercury también se encontraría con la muerte, aunque en un contexto totalmente distinto: recibió todo el amor que supo darle Jim Hutton y aprovechó sus últimos años para hacer lo que más le gustaba, la música, junto a sus compañeros de toda la vida.
Fuente: TN