Walter De Giusti, el asesino a sangre fría de la abuela y la tía de Fito Páez que cayó por un collar de perlas

Semanas atrás se estrenó la serie sobre la vida de Fito Páez (El amor después del amor) y algo que no pasó desapercibido fueron los brutales crímenes que marcaron su vida. El 7 de noviembre de 1986, mientras el artista estaba brindando una serie de conciertos en Río de Janeiro para presentar su álbum “Giros”, un hombre asesinó a su abuela, su tía y a la empleada doméstica de la familia, Fermina Godoy, que estaba embarazada de siete meses.

El episodio fue descubierto por el marido de Godoy, que comenzó a preocuparse al notar que su mujer no llegaba a su casa después de trabajar. Pensando que tenía algún inconveniente con su embarazo, decidió ir a buscarla hasta el hospital más cercano. Sin embargo, no había ningún rastro de ella.

Luego fue a buscarla hasta la casa de la familia Páez y cuando entró se encontró con la escena digna de una película de terror. Mientras sonaba una radio de fondo, su esposa estaba cubierta de sangre con varias puñaladas sobre su cuerpo. Cerca de ella estaba Josefa (tía), también acuchillada, y Delia (abuela), con un tiro en la cabeza.

Tres días después del crimen, Fito Páez arribó desde Brasil a Rosario y se habló con la Policía y la prensa. (Foto: La Capital)
Tres días después del crimen, Fito Páez arribó desde Brasil a Rosario y se habló con la Policía y la prensa. (Foto: La Capital)

Ninguno de los ingresos a la casa habían sido violentados, de acuerdo a lo que informaron las autoridades que investigaron la escena del crimen. El motivo del robo no pudo ser comprobado ya que lo único que faltaba era un collar de perlas y un viejo reproductor de casettes que pertenecía al cantante.

Un año después fueron detenidos los hermanos Walter y Carlos De Giusti, quienes trabajaban como plomeros y eran muy conocidos en el barrio. De hecho, habían sido compañeros de Fito en el colegio Dante Aligherli. Ambos habían ido a trabajar a la casa y ese día asesinaron a sangre fría a las mujeres.

Los hombres fueron descubiertos por unos policías que se encontraban investigando el aberrante caso. Lograron encontrarlos por medio de una mujer que tenía una relación amorosa con Walter y había recibido como regalo el collar que pertenecía a Delia, abuela de Fito.

Una vez que lo detuvieron, Walter confesó todo, pero no solo eso, sino que también contó que había matado a otras dos mujeres una semana antes del triple crimen. El 24 de agosto de 1987 fue condenado a prisión perpetua y su hermano Carlos recibió libertad condicional.

Dos meses después de cometer los crímenes, De Giusti se alistó como agente de policía. (Foto: Spoiler Alert)
Dos meses después de cometer los crímenes, De Giusti se alistó como agente de policía. (Foto: Spoiler Alert)

“Después de los crímenes, Fito cae en un pozo bastante denso y le cuesta mucho salir”, le dijo a TN Federico Anzardi, autor del libro “Hay cosas peores que estar solo. Fito Páez y Ciudad de pobres corazones”. De hecho, esa fue la canción que escribió el cantante para procesar esta pérdida. “En esta puta ciudad todo se incendia y se va. Matan a pobres corazones”, dice la letra.

El día que el asesino rompió el silencio

Casi una década después de los crímenes, Walter De Giusti dijo que todo fue armado por el jefe de la policía que lideró el caso: “Todo es culpa de la ambición de un jefe policial que en esa época necesitaba una rápida escalera para su ascenso: esclarecer crímenes que no podían quedar en el olvido, sobre todo porque se trataba de parientes de una figura como Fito Páez. No se olvide de que yo fui policía. Sé muy bien que siempre hay hechos de sangre que urgen aclarar como sea”.

“Lo único que puedo decirle es que mi declaración fue armada con las horripilantes fotos del caso que me mostró la policía, y que me hice cargo de todo para desvincular a mi hermano. Le digo más: como en el lugar del hecho los expertos en dactiloscopia no encontraron huellas, ese jefe policial me hizo decir que, después de la masacre, nosotros (en ese momento también culpaban a su hermano) lavamos toda la casa y después nos bañamos”, relató en una entrevista con la revista GENTE años después del crimen.

De acuerdo a la terapeuta del penal, el condenado tenía “componentes psicopáticos y cierta tendencia a una desestructuración psicótica”. Sin embargo, aseguró que era consciente de sus actos.

Walter De Giusti fue diagnosticado con VIH en la cárcel y en 1996 su defensa solicitó reducir la pena a 25 años. Pero como contrajo el virus en prisión, su abogado consiguió una condena domiciliaria ya que alegaron que estaba perdiendo la visión.

2 años después fue visto manejando su auto por las calles de Rosario y tiempo después volvió a prisión. A los pocos días estuvo internado tras descompensarse y murió el 12 de junio de 1998.

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Dra. Jessica Mineo
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