La historia de Darío Barassi le llama la atención a cualquiera. Dueño de facetas de lo más variadas, pudimos verlo en el teatro, en Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos, y en ficciones televisivas, como en Soy Luna y Viudas e hijos del Rock & Roll. Además, hoy lo disfrutamos al frente del exitoso ciclo de eltrece, 100 Argentinos dicen.
Su peculiar sentido del humor se volvió un sello personal a la hora de conducir. Rápido de reflejos y siempre activo para generar situaciones entre los participantes, logró convertir el formato en un gran éxito que también es celebrado por una audiencia joven, que lo vuelve tendencia en Twitter casi todos los días.
En diálogo con TN, Darío Barassi se refirió al gran momento personal y profesional que está atravesando y habló sobre la importancia de su familia como uno de los pilares fundamentales en su vida. Desde cómo evita que las luces del éxito lo encandilen, hasta qué se siente haber logrado volverse la compañía de millones de personas durante todas las tardes, el sanjuanino habló de todo.
-¿Cómo empezaste este año? ¿Fue distinto este ciclo?
-El fenómeno 100 argentinos dicen empezó en plena pandemia, el último trimestre del 2020. Ese primer trimestre me sirvió para ver dónde estaba parado y para ver qué hacía, y tanto el canal como la productora me cuidaron un montón. Así fuimos definiendo qué tipo de conductor era yo y qué hacíamos con el formato. Al principio no me encontraba. A veces hacía mucho mi show y el formato quedaba relegado, después jugaba al formato y dejaba de lado a Barassi. Durante el 2021 encontré el equilibrio y funcionó. Fue un año bisagra, el nivel de exposición creció una barbaridad, en redes, en la calle, en todo sentido. Es un programa angelado. Yo tengo un ego altísimo así que creo que soy bueno.
-¿Le pediste consejos a algún conductor antes de afrontar el desafío?
-Me gusta mucho ser parte de esta camada de conductores nuevos, porque a mi la tele me gusta un montón. Sentí que en la conducción faltaba una carita nueva que propusiera algo distinto. Los conductores que ya están son todos emblemáticos. Hablé con varios para asesorarme y charlar, como Germán Paoloski, que es muy amigo y siempre está acompañándome. Siempre es muy valiosa la mirada de una persona que ya haga el oficio. Yo no pensaba tener este trabajo. Me gustaba actuar, iba por otro lado, y por eso soy bastante esponja de todo lo que me iban diciendo.
-¿El 2022 fue distinto?
-Estoy con otro laburo que tiene que ver con la ficción y también me demanda mucho tiempo. Pero volver a 100 argentinos dicen fue un placer gigante. Lo extrañaba un montón. Soy muy fanático del teatro, es en donde más me gusta trabajar, y a este estudio lo siento como un escenario. Es la misma sensación. Tenía muchas ganas de volver.
-¿Descansaste durante tus vacaciones?
-Descansé un poco, pero yo no sé descansar. Me fui a una playa pensando que no iba a haber a ningún argentino, porque realmente quería estar con la pipi (su hija) y mi mujer. Yo soy pudoroso con mi cuerpo y las fotos de la playa no son mi fuerte. Y apenas llegué al hotel a las 4 de la mañana me apareció un cordobés. Me di cuenta de que el lugar más visitado por argentinos es México. No pude sacarme el mote “Barassi” y estar tranquilo del todo. Sí dormí, comí, tomé sol y descansé, pero solo esas dos semanas porque volviendo arranqué con una ficción.
-Hay memes, videos y stickers tuyos por todos lados ¿Te aburrís de vos?
-Yo soy muy público, me gusta verme porque es como un ejercicio. Pero como no pretendo ser un personaje de moda, sino hacer una carrera, no quiero que le pase eso al público. También uno tiene recursos finitos, no tengo 200 mil cosas para hacer. A 100 argentinos vengo y es una hora y media en la que tiro toda la magia que tengo. No es que tenga mucho más. Me gusta regularlo un poco. Confío en los ciclos.
-Te llevo al lado de tu familia, que son tu base, tu sostén y tu cable a tierra…
-Sin duda. Mi mujer es cero público en mi vida. Yo hablo mucho con ella porque es como… no sé, lo que para todo el mundo es ‘qué genialidad’ para ella quizás estuvo bueno, pero capaz me dice que me repetí. Tiene una mirada distinta. Mi mujer odia a “Barassi”, en mi casa “Barassi” queda afuera. Cuando llego es “Che, ¿pagaste le gas?, cocinate un arroz…”.
-Debe ser difícil no creérsela. Hay que estar cuando todos los ojos apuntan a vos. ¿Se te subió la fama a la cabeza?
-No. Mi mujer y mi hija son fundamentales, porque me conectan con otra cosa. Mi mujer le habla a Darío, no a Barassi. A veces me pasa con amigos o familiares que le hablan al personaje. Ella nunca lo hizo, y eso me encanta. También soy muy de conservar amigos de toda la vida, gente que entiende lo que me pasa.
– ¿Alguna vez sentiste que te envidiaban?
-Soy de leer comentarios y de estar atento a lo que pueden decir de mi. No me da igual. La verdad es que me sorprende esta cosa empática. Generalmente hay una tirada de buena onda y soy de construir eso, porque siempre me alegro cuando otro tiene éxito. Pero te diría que no siento que me tengan envidia. Está esa mirada de “que el gordo no se crea mil” y me parece que está bueno eso, para no perderme. Necesito el cachetazo.
-¿En algún momento te abrumó alguna situación por la exposición?
-Por ahora lo manejo dentro de todo bien. Es fundamental mi casa, mi mujer, mi hija y mis amigos. Mientras tenga eso puedo trabajar de esto tranquilamente. Fue esencial hacer terapia y entender la dicotomía entre “Barassi” y “Darío”. Ser “Barassi” todo el tiempo no me funciona ni a mi ni al espectador. Me parece que está bueno que él sea la construcción de un personaje.
-Cuando llegás a tu casa, ¿qué haces con tu hija?
-Me visto de Elsa, de Frozen, a veces de Ana. Yo prefiero a Elsa. Tenemos un sketch armado. Ella hace su show, canta. Con tres meses yo la sentaba con peluches, ponía sábanas y le actuaba. El pediatra tuvo que intervenir porque estaba sobreestimuladísima. Hoy que está grande, es un ida y vuelta espectacular. Me entrego totalmente. El sillón es un barco, la mesa es un río y estoy horas jugando. Mi mujer me mira y dice “lo que se debe aburrir cuando está conmigo”. Yo tengo poco tiempo, y cuando estoy doy el 120%. La ingenuidad de mi hija es muy real, ella de verdad vive las situaciones que creamos y, posta, es un ejercicio actoral.
-¿A tu hija le gusta tener un papá famoso?
-No sé si tiene conciencia de eso. Es muy hija única. El foco está puesto en ella. A veces me pregunta por qué me piden fotos y cuando me ve en la tele me mira y no termina de entender por qué estoy ahí. Creo que le divierte.
-Si te volvieras a encontrar con tu mujer antes de estar en pareja, ¿la volverías a elegir?
-Mi mujer es el pilar de mi vida. Y el tridente armado ahora como familia es algo intocable en esencia. Las necesito. Me terminan de armar, no sé cómo explicarte. Mi vida es con ellas dos.
-Hace poco le dedicaste unas palabras muy lindas a tu mamá…
-Se las merecía porque, por lo general, trato, como parte de este laburo, de mantenerme en una línea y compartir poco mi privacidad y mi intimidad. No es algo que abra por completo porque no me hace bien. Está bueno sostener el personaje. En una entrevista reciente quizás la expuse un poco a mi vieja contando cosas que no estaban buenas. Ella me lo marcó como diciendo “cuidame un poco, no sé si me gustó tanto”, pero sentí que la había lastimado. Y es una capa mi vieja. Ese día que sentí que la lastimaba hice el posteo público.
-Perdiste a tu papá muy joven… ¿Cómo te ves vos como padre y como hijo?
-Siempre hice mucho humor con la muerte de mi viejo, pero cuando fui papá sí estuve un poco perdido y pensaba mucho en él. Decía “no sé ser papá, no sé qué es tener un papá, ni cómo se es padre”. Ahí volví a hablar un poco de eso y me di cuenta de que además de reírme, también tenía que hacer el duelo. Cuando fui papá empecé a ver muchas fotos, a buscar aquellas en las que mi viejo me tenía de la mano, que me llevaba alzado…
-Vos fuiste el genio de Aladdín, ¿qué pasaría si le pudieras pedir revivir un momento en tu vida?
-Inmediatamente pienso en algún momento con mi mujer y mi hija. La primera vez que viajamos con Emilia y nos fuimos a punta del Este. Recuerdo estar en el mar, en silencio. Yo nunca estoy callado y mi hija tampoco, y hubo como media hora de estar juntos en donde aprecié eso que habíamos logrado armar. Para mi esta familia es, sin lugar a dudas, mi mayor conquista en el mundo.
-¿Y si pudieras volver a ver a alguna persona?
-Pienso en mi abuelo materno. Me encantaría que pudiera conocer a mi hija. Le veo gestos o rasgos que me hacen pensar en él.
-Por último, ¿un deseo para el futuro?
-Tener cuello (risas). Seguir disfrutando. Estoy muy pleno y desarrollé la capacidad de disfrutar lo que tengo y de quererme, de estar agradecido. Seguir así, de verdad.
Fuente: TN