María Eugenia Sequeiros es la mujer incondicional de Esteban Bullrich. La mujer se aferra a Dios para esta dura prueba y contó detalles de cómo llevan este tiempo.
“Lloré mucho. Él me consolaba a mí, porque ya había leído todo, ya había atravesado antes, tomándolo con mucho optimismo, diciendo ‘no importa lo que sea, le voy a dar batalla’, fue ahí que empecé a caer en lo que iba a ser”, sostuvo María Eugenia. Así Esteban Bullrich recibió el diagnóstico de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la enfermedad que padece.
“Fue un golpe muy fuerte, porque pasó de ser un esposo con capacidades increíbles y súper activo, a perder un montón de cosas, empezando por el habla”, reveló ella.
“A veces no entendemos su voz, a veces se atraganta cuando come. Pienso que su día no es nada fácil, pero él lo hace fácil acá en casa. Siempre que puedo, le digo que lo admiro por esa fortaleza, ese ejemplo impresionante que no da. Acá en casa no hay desesperación, te diría que hay paz”, confió María Eugenia en una nota a La Nación.
“Creer en Dios es creer que de Él venimos y hacia Él vamos, que acá estamos unos años y después lo más lindo es la vida eterna. Duele la noticia de la enfermedad, es como una espada porque vos decís ‘la vida hubiera ido por acá’, pero tampoco se sabe, es el misterio de la fe”, declaró, en tanto, en Radio Con Vos.
“Trato de vivir cada día, entonces no sé, al tener la confianza puesta en Dios y en que él nos va guiando me entrego a su voluntad”, remarcó.
“¿Si pienso en la vida sin él? Cuando se me viene a la cabeza me lo saco porque no me contribuye, así que trato de no pensar en eso, y cambio de tema”, puntualizó.
Sobre cómo enfrentaron a sus cinco hijos, detalló: “Desde el principio los sentamos y él les dijo lo que nos decían los médicos. Me encantó la manera que tuvo de explicarlo, diciendo que se iba a hacer viejito más rápido… Pasamos por todo, lloramos, y ellos a veces se enojan. Pero lo que prepondera es la paz, y podemos seguir con nuestra vida, no es que estamos todos frenados”.
“Entendí que el sufrimiento tiene una misión transformadora. El sufrimiento nos hace mejores, más humanos, y yo ofrezco este sufrimiento todos los días a Dios para que él me de la fuerza para vivir cada día. Aprendimos con Esteban a vivir cada día sin saber qué va a pasar, porque nadie sabe qué va a pasar mañana. Ese es nuestro lema, ‘hoy es el día’. Lo lindo de todo esto es que Dios está para todos y que nos dejó libres, así que mi mayor deseo es que todo el mundo vuelva a Dios, que lo reconozca para vivir de la mejor manera”, reforzó María Eugenia.
Y cerró: “Obviamente, no voy a negar que tengo momentos tristes. Obviamente lloro y grito, pero en paz. Es como un sufrimiento, pero en paz. Duermo todas las noches, no tomo ninguna pastilla y todo eso se lo atribuyo al Espíritu Santo que me acompaña a mí y a toda mi familia”.
Fuente: eltrece