A lo largo de su relato, la joven describió su secuestro y cómo era explotada por los proxenetas. Además se refirió al nacimiento de su hijo. “Me salvó la vida. Lo tuve solo por 26 días, falleció por muerte súbita”, lamentó.
Muchísimas mujeres sufren trata de personas en la Argentina; un delito que atenta contra la dignidad y la libertad. Buscando visibilizar este flagelo que ocurre a las sombras, el equipo de El Club de las Divorciadas (eltrece) dialogó con Maia, una joven que sufrió explotación sexual durante los 8 meses en los que estuvo secuestrada.
Al comienzo de su relato, ella contó que dejó la casa de sus padres porque sufría violencia doméstica. Fue en esa situación vulnerable en la que empezó a prostituirse para conseguir dinero. “Me fui sola a Constitución, a los 18 años, no tenía donde ir. Empecé a trabajar de noche, en la calle. Aprendí tanto cosas buenas como cosas malas”, afirmó en diálogo con Laurita Fernández.
Luego de dos meses en la calle, una banda dedicada a la trata de personas la secuestró. “Un cliente me agarró en un auto y cuando subí había varias personas. Me llevan, y hacen todo un recorrido que termina en Villa Fiorito. Yo no pude hacer nada, me llevaron a la fuerza y tenía una bolsa negra en la cara. Estaba paralizada. Era chica y estaba sin nadie en un barrio lleno de calles de tierra y chozas”, describió.
Y agregó: “Hicimos un par de pasos y había un hombre con un arma y otros dos que me agarraron de los brazos. Yo quería correr. Ahí fue cuando sentí un pinchazo y se me nubló la vista. De ahí en más los únicos flashes que tengo es que venían hombres o que volvía a sentir ese pinchazo”.
Para lograr someterla, los proxenetas se encargaban de mantenerla drogada durante todo el día. “Gritos es lo único que me acuerdo de haber escuchado. Solo había un colchón tirado en el piso. No me llevaban alimento, solo agua. Aparte yo estaba tan confusa que no pude hacer nada. Me tuvieron sola sin nada y venían hombres a cada rato. Y no se cuidaban”, aseguró.
Después de 8 meses en cautiverio, en los que Maia perdió noción del tiempo y el espacio, fue arrojada con su DNI en un hospital de Quilmes. “Cuando llego a la salita, me dicen que yo no soy la chica del documento. No me creían. Fue ahí cuando llamaron a la municipalidad de Quilmes, donde hay una parte de trata de personas y de diversidad de género”, manifestó.
Totalmente frágil, ella se terminó enterando en ese momento que estaba embarazada. “Vino el obstetra y me dijo que estaba de 5 meses y medio. Yo no sabía nada, estaba tan mal físicamente que no se me notaba”, señaló. Visiblemente emocionada, explicó cómo se sintió cuando los médicos le dieron esa noticia: “Me pasaron un montón de cosas por la cabeza, Benja para mí fue lo que me salvó la vida”.
Y añadió, con mucha tristeza: “La municipalidad de Quilmes me ayudó a hacer la denuncia y me pusieron en un refugio durante el embarazo. A Benja lo tuve solo por 26 días, murió por muerte súbita”
Los últimos 4 años de su vida, Maia se encuentra haciendo todo lo posible para salir adelante. “Ahora alquilo y estoy buscando trabajo. Terminé el secundario hace 2 años y entré a la universidad, estoy estudiando trabajo social”, detalló para quienes estén interesados en darle una oportunidad laboral.
Fuente: TN
Esta entrada ha sido publicada el 5 de agosto, 2021 06:58
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