“Me han preguntado varias veces desde cuándo y qué me lleva a escribir. Mis respuestas son simples, como la vida misma, escribo porque el día que aprendí a leer, lo demás no tuvo sentido, porque, ¿si podía descubrir tantos mundos y vivir tantas vidas a través de mil y un personajes, para qué jugar a la casita? A escribir me lleva la vida misma con sus laberintos y rayuelas multicolores, con sus mil aromas y formas”, dice María Goicoechea, periodista quien acaba de presentar su primera novela “Los álamos juraron reencontrarnos”.
María Virginia Goicoechea nació en Tres Arroyos como la mayor de cuatro hermanos de una tradicional familia chacarera de raíces vascas que le transmitió una profunda conciencia de clan, un arraigado amor por las tradiciones argentinas y la pasión inclaudicable por la Unión Cívica Radical. Es madre de dos mujeres, Paz María (28) y Candela María(23), “somos las Tres Marías, las del Cinturón de Orión, las estrellas favoritas de mi abuelo paterno”, explica.
Inquieta, tenaz, apasionada y soñadora, eligió el periodismo como forma de vida y motor de expresión. En 2016 el municipio tresarroyense la convocó para ejercer el cargo de Directora de Cultura y Educación y en el desempeño de esa tarea logró fusionar sus tres pasiones: periodismo, cultura y militancia.
En esta, su primera novela, nos revela una pluma tan femenina como límpida, rebosante de imágenes y aromas latinoamericanos. Y a una escritora tan apasionada como la periodista, la mujer, la madre y la militante, pero más íntima aún…más profunda, más romántica, más encendida…en suma, tan humana. La ilustración de tapa es de la bahiense Patricia Couly, quien supo interpretar el sentimiento de la pluma de la escritora de la vecina ciudad.
Al hablar de su libro, explica “¿Se puede esconder el amor tras el sueño grande de una Argentina diferente? Los pasos pueden estar cansados, pero las utopías de haber sido parte de cada marcha, de cada grito por la recuperación de la democracia, de la mano de Raúl Alfonsín, permanecen intactas. El amor late en cada álamo, en cada lucha, en cada desencuentro que el viento hace vibrar entre sus hojas en el Alto Valle de Río Negro”.
General Roca y la Universidad del Comahue, Tres Arroyos y Ciudad de Buenos Aires, son los escenarios entre los que juegan a la rayuela de la vida las historias de Ema, una activista radical alfonsinista, y Miguel, militante de la izquierda peronista. Los años de la universidad y las decisiones los alejaron. Casi treinta años después, el destino quiere que vuelvan a verse, y a partir de esos momentos las dudas, los viejos rencores y las preguntas que quedaron sin respuesta, pasan a protagonizar sus días.
Una historia de amor sin tiempo, con muchas heridas y secretos, en medio de una Argentina turbulenta, la del regreso a la democracia tras la oscura noche de la dictadura de los 70. Los lazos solidarios, la amistad, los hijos, la política y el amor en sus mil formas, tal vez sean lo único que puede salvarlos y, tal vez, a través de la música de las hojas de los álamos, encontrarlos.
“Me gusta pensar que todos somos un poco Ema y un poco Miguel, que cada uno de nosotros tiene en su corazón la música que se siente desde cada álamo cuando, sus hojas se tocan unas a otras con el viento”, concluye María Goicoechea.